Las cicatrices en estos árboles revelan una antigua tradición. Así se hace el chicle orgánico

¿Goma de mascar 100% biodegradable, natural y sustentable? ¡Sí existe!

Los chicles o gomas de mascar se han convertido en un asqueroso problema en las ciudades. Están prácticamente en todas partes: paraderos de buses, el suelo, debajo de una silla y de vez en cuando, en la suela de tu zapato. ¿Lo peor? Están compuestos de gomas de resinas naturales y sintéticas, polímeros del petróleo, oazúcar, colorantes artificiales y quién sabe qué otro químico y demoran un tiempo estimado de hasta 5 años en degradarse.

Sin embargo un proyecto llamado Chicza, produce chicle 100% biodegradable, sin colorantes y producido de una forma sustentable.

Los “chicleros” suben a los árboles chicozapote en la selva del Gran Petén, con grandes machetes y hacen cortes en su tronco.

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De las cicatrices en la corteza escurre un líquido blanco que almacenan en sacos y luego reúnen en un gran recipiente.

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Un árbol puede dar hasta 3 o 5 kilos de chicle. Y luego de sacar el líquido se dejará descansar al árbol por 7 años.

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Para darle la consistencia gomosa al líquido blanco, el chiclero debe ponerlo sobre el fuego para que hierva.

Tendrá que revolverlo constantemente hasta que comience a espesar. 

Se trata de una técnica aplicada hace muchos años en México –hay registros desde comienzos de 1900–.

Una vez listo, se forman bloques de chicle que son pesados y enviados a la fábrica.

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Y así es como se forma el chicle orgánico. 

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