Por Romina Bevilacqua
10 septiembre, 2014

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Probablemente ya has visto el video de un elefante en Tailandia que pinta con su trompa. De hecho hay varios. En ellos se ve a diferentes elefantes pintando que, sosteniendo pinceles con sus trompas, crean elaboradas imágenes de flores, árboles e incluso otros elefantes que luego son vendidas al público que quiera tener en sus manos la obra maestra.

Sin duda estas imágenes resultan impactantes para cualquier persona, después de todo ¡¿qué otro animal además del ser humano puede pintar figuras tan complejas sin la ayuda de nadie?! Pero por muy impresionante y maravilloso que esto sea, existe una oscura realidad detrás de estos artistas de cuatro patas.

httpv://www.youtube.com/watch?v=foahTqz7On4

Para empezar, los cuadros que los elefantes pintan no son producto de su creatividad. En realidad durante el espectáculo todos mantienen atentos la mirada sobre el elefante y su pintura y por lo mismo, pasan por alto lo que realmente está ocurriendo. En todas las presentaciones de este tipo que se hacen en los distintos parques de Tailandia cada elefante tiene a su cuidador que durante el proceso creativo se mantiene a un lado del animal donde prácticamente no se ve, ya que este lo tapa con su gran cuerpo.

Es precisamente así como logra ocultar lo que está haciendo. Mientras el cuidador aparenta mirar la tela donde el elefante está pintando, con su mano aprieta y tira de la oreja del elefante indicándole con diferentes señas que ya le ha enseñado, qué tipo de líneas trazar. Así, el cuidador aprieta y empuja hacia arriba y hacia abajo para obtener una línea vertical o tira de ella hacia los lados para obtener una horizontal. Para animar al elefante a hacer manchas, tira de la oreja hacia adelante en dirección al lienzo.

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Pero todavía hay más. No solo el diseño no es creado por el elefante, sino que él no tiene idea de lo que está haciendo, además siempre pinta exactamente el mismo dibujo ¡Por años! Es por eso que hay varios elefantes pintores y cada uno de ellos tiene una imagen propia que repiten una y otra vez en las rutinas.

A esto se agrega que el elefante desde pequeño, generalmente a partir de los 2 o 3 años, es separado de su madre (en la vida salvaje una cría de elefante se mantiene junto a su madre 16 años) para ser entrenado y en muchas ocasiones los elefantes son golpeados hasta que aprenden.

La violencia tras el turismo de elefantes en Tailandia

Existe una práctica común en Tailandia para entrenar a elefantes a la que llaman “phajaan” que se refiere al acto de separar al cuerpo del elefante de su espíritu y que usualmente se realiza en elefantes muy jóvenes. Se trata de un método muy violento, donde el elefante es encerrado en pequeñas jaulas de madera que quedan muy cerca de su cuerpo y luego se amarra y se golpea al elefante hasta  literalmente “quebrar su espíritu”. El documental del comediante Joe Keogh, “An Elephant Never Forgets” (Un elefante nunca olvida) es uno de los muchos audiovisuales que muestran esta incómoda verdad detrás del trato a los elefantes.