Los satélites podrían ser la última esperanza para ayudar a los peces y animales marinos.
Monitorear la acidificación de los océanos en el mundo en la medida en que los mares absorben grandes cantidades de carbono generadas por la quema de combustibles fósiles, eso es lo que se busca lograr con la información recopilada por satélites en el espacio. Mientras el cambio climático continúa acelerándose, la acidificación de los océanos está destruyendo los arrecifes de coral que son el hogar de miles de peces, muchos de ellos parte importante del alimento en el mundo, tanto para animales como delfines, ballenas, y otros mamíferos marinos como para los seres humanos. Y esto no es un problema simple de resolver.
Los océanos son un vasto territorio con un difícil ambiente que destruye muchos sensores y otros equipos relegados en sus aguas para monitorear las condiciones marinas. Pero al parecer han encontrado una efectiva solución a esto: los satélites en el espacio. Han descubierto que al analizar los datos recopilados por los satélites en órbita, que capturan información de la temperatura en la superficie, salinidad y niveles de clorofila, pueden rastrear también la acidificación de sus aguas, según señaló un nuevo estudio publicado en el Environmental Science and Technology.
Los científicos esperan utilizar esta técnica en el el océano Ártico y corrientes subárticas, hogar de algunas de las mayores poblaciones de peces. También quieren dirigir la atención de los satélites al Caribe. Los arrecifes de las costas de EE.UU y el Caribe son “puntos calientes” de biodiversidad que están fuertemente amenazados por el aumento de la temperatura del océano, la contaminación, la acidificación y otras amenazas.
El monitoreo desde el espacio también podría cambiar la forma en la que entendemos el océano Índico, “uno de los menos estudiados y más pobremente entendidos océanos en el mundo”, según señalan los investigadores en el informe. “Puede ser muy difícil y costoso hacer mediciones en este tipo de locaciones inaccesibles”, señala el Dr. Jamie Shutler de la universidad de Exter y coautor del estudio. “Estamos innovando en las técnicas y tecnologías que podemos para identificar aquellas áreas más propensas a sufrir daños por la acidificación de una forma fácil y rápida“.
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