Al parecer los gatos son más manipuladores de lo que pensábamos.
Hay un común estereotipo sobre las mascotas favoritas de los Norteamericanos: los perros te amarán incondicionalmente, y a los gatos no les podría importar menos si murieras mientras que alguien los alimente. Contrario a las protestas de fanáticos de los felinos en todos lados, la ciencia parece concordar con los estereotipos. Si bien los gatos pueden verse peludos y adorables por fuera, algunas investigaciones han demostrado que son fríos e insensibles pequeños diablillos –aunque siempre hay excepciones–.
Simplemente tienes que aceptarlo, tu gato no te ama de vuelta
Experimentos realizados por la Universidad de Lincoln en el Reino Unido, descubrieron que los gatos simplemente no aman a sus dueños como los perros lo hacen. Esto puede ser explicado en base a la historia evolutiva de ambas especies y su relación con los seres humanos. La domesticación de los perros puede haber comenzado hace tanto como 32.000 años atrás, lo cual explica nuestra cercana relación con los caninos, ya que ambas especies hemos evolucionado juntas por miles de años. Por otro lado, los gatos han estado cohabitando con los humanos desde alrededor de 9.000 años, y mucho de ese tiempo lo pasaron merodeando puertas y comiendo restos de nuestros antepasados, actividades para nada comparables con las buenas relaciones generadas por cosas como cazar, comer, y dormir lado a lado.
Además, los humanos eligieron a los perros para ser sus compañeros, criando selectivamente a aquellos con rasgos positivos, eligiendo a los más dóciles y fáciles de entrenar para la reproducción. Los gatos, por otro lado, se eligieron a sí mismos. Mientras que los humanos adoptaron a los perros para servir funciones sociales particulares como arriar animales, proteger al ganado y alejar depredadores, los gatos seleccionaron a los humanos como proveedores de comida, proveedores de sobras que ellos están felices de limpiar. Mientras que la relación entre el hombre y su mejor amigo puede ser categorizada como una de necesidad mutua, los gatos simplemente se quedan por los marginales beneficios que consiguen de la humanidad.
Tu gato hace sus necesidades en la alfombra porque cree que eres un perdedor
Uno de los puntos que recalcan los dueños de gatos sobre la supremacía felina, es su relativa limpieza. Van al baño instintivamente en áreas pequeñas y ocultan el desorden, y también les permite evitar desafiar a otros felinos dominantes en el área. ¿El meollo del asunto? Cuando tu gato no se molesta en ocultar sus necesidades, es porque sabe que tú no vales lo suficientemente la pena como para darse la molestia.
Al limpiar tras Fluffy, lo has dejado saber que él es el dueño del lugar, es decir, tú casa, y asentarse como el Gato Alfa. No estamos seguros cómo combatir este comportamiento, aparte de orinar en su rascador para restablecer el dominio.
A tu gato no le importa si te quedas o te vas
Investigador y profesor Daniel Mills de la Universidad de Lincoln diseñó un versión modificada del experimento de Situación Extraña, el famoso estudio realizado por la psicóloga Mary Ainsworth que probó que los niños tienen una conexión especial con sus padres o cuidadores. En el experimento, los extraños y cuidadores entraban de manera intermitente donde se localizaba el sujeto, y la reacción del sujeto a las entradas y salidas de estos se monitoreaban.
Mills y su equipo condujeron primero el experimento con perros y su respuesta era similar a la de los niños: los perros reaccionaban a la presencia de sus amos con entusiasmo y alegría, ambos signos de cariño hacia sus dueños. Los gatos por otra parte, ignoraron totalmente a sus amos, y en casos decidieron acercarse a un extraño antes que a este. Su desinteresada respuesta revela lo poco unidos que están los gatos con sus benefactores.
Tu gato tiene intereses alternativos tras esas muestras de afecto
Probablemente amas cuando tu gato ronronea y se pasa por tus piernas. Estas muestras de “afecto” físico son probablemente las mayores piezas de evidencia que los amantes de los gatos usarían para probar que sus gatos los aman. Desafortunadamente, ser acariciado por tu gato no es signo de conexión emocional, si no más bien una muestra de autoridad.
A los gatos les importa mucho marcar el territorio, y uno de sus mejores formas para marcarlo, son unas glándulas que secretan feromonas que utilizan para comunicarse con otros gatos, más que nada sobre disponibilidad sexual y la posesión de territorio. Sus glándulas más activas se encuentran en la cara, el lado de su cuerpo y su cola. Todas esas partes que les encanta pasar por tus tobillos, convenientemente dejando su olor personal en ti. Las feromonas le dicen a los otros gatos del sector que tú, humano, eres su propiedad, y además, que está listo para reproducirse. Una investigación publicada en la Revista Canadiense de Zoología en 1994 demostró que incluso los gatos salvajes acarician troncos y otros objetos ya que esto les permite dejar su olor para marcar el territorio.
Por otro lado, investigaciones sobre el ronroneo han demostrado ostensiblemente que el conocido signo de placer puede tener motivos alternativos. En el 2009, investigadores de la Universidad de Sussex encontraron que mientras algunos gatos ronronean de felicidad, otras veces simplemente es un método de manipulación. Los investigadores concluyeron que los gatos han “descubierto que cuando ronronean, esto incentiva los instintos maternales de los humanos” y por lo tanto les consigue comida.
A los gatos les molesta cuando los tocas
Si bien no todos los gatos comparten este sentimiento, para muchos gatos el ser acariciado está lejos de ser agradable. Un estudio del 2013 de la Universidad de Lincoln ha medido los niveles de estrés de los gatos mientras se les hace cariño. En algunos gatos los niveles de estrés aumentaban, en lugar de bajar, tras ser acariciados. Esto era especialmente cierto para gatos que toleraban ser acariciados, ya que hay otros que les desagradaba tanto ser tocados que simplemente se iban.
Tu gato piensa que eres demasiado estúpido como para alimentarte solo
Fluffy parece disfrutar cazar animalitos, ratones, conejitos, o pajaritos. Cada vez que lo hace, va hacia tu puerta, deja a su nueva víctima a tus pies y te mira expectantemente como diciendo “¡está lista la comida!”. Algunos consideran que el comportamiento de “traer un regalo” es adorable (sin importar la catástrofe ambiental que significa) pero la motivación profunda tras ese gesto es que tu gato considera que eres muy débil, poco experimentado o tonto como para cazar tus propias presas. Los gatos le enseñan a sus gatitos a cazar a sus presas de la misma manera, y al dejar el cadáver de un ratón en tus zapatos, Fluffy te ha inscrito en clases de “Cómo Cazar Sin Ser Descubierto”.
Lo siento gatos, se sabe su secreto ahora.
Visto en: Mic