La deforestación es una muy mala noticia para el medioambiente y el clima. Es una mala noticia para la biodiversidad y libera gases propios del efecto invernadero hacia la atmósfera; lo sabemos. Pero la ciencia está cada vez más segura que la deforestación también es mala para la agricultura, ya que resulta en el aumento de la temperatura al igual que los cambios en los patrones de la selva tropical que generalmente crean un clima más seco.
Ahora un estudio sobre el impacto de la deforestación tropical en la agricultura, deja en claro el vínculo entre la deforestaciones tropical y los cambios en la temperatura, los patrones de las lluvias y los riesgos subsecuentes a la producción de alimentos. Los bosques son una parte vital del ciclo del agua. Mueven el agua hacia la tierra y luego hacia la atmósfera para terminar en evaporación (técnicamente “evapotranspiración”). Los bosques tropicales mueven más agua que cualquier otro ecosistema terrestre. El vapor eventualmente cae como lluvia, ya sea localmente o en otra parte. La evapotranspiración también resulta en un efecto congelante, de la misma forma como la transpiración nos ayuda a enfriarnos. En general, el efecto de la deforestación se traduce en condiciones más secas y calientes.
La agricultura puede ser afectada por las temperaturas extremas. Por ejemplo las plantas de cultivos no pueden soportar temperaturas muy altas. Las temporadas de lluvias retrasadas, mucha o poca lluvia, lluvias infrecuentes e intensas, todas ellas afectan también. Un ejemplo en el estudio modela la deforestación en las zonas protegidas fuera de la Amazonía y predice que el 25% cae en las tierras de soya a lo largo de la mitad del área total y consecuentemente la alimentación del ganado no es viable en algunas áreas.
Además, la deforestación tropical también pone en riesgo la producción de alimentos aun en tierras a miles de kilómetros del Amazonas. En 2013, Greenpeace publicó Una Tormenta Inminente (An Impeding Storm), un informe que resume la ciencia emergente que demuestra que los bosques (y por ende la deforestación) influyen en los patrones climáticos globales. El informe actual apoya aun más esta idea incluyendo el ejemplo de que la deforestación en la Amazonía y en África Central causaba directamente una reducción en las lluvias en el Medio Oeste de Estados Unidos durante la época de crecimiento. La deforestación total del Congo Africano también se predice que aumentará la temporada de lluvias al Oeste de África, mientras que las temperaturas aumentarán entre 2º y 4º C y reducirán la lluvia en un 50% en la región entera.
El reciente estudio también describe cómo modelar más realísticamente la deforestación parcial y el impacto que tiene. La deforestación también puede ser crítica en un “punto límite” donde se encuentra que no hay suficiente lluvia para sostener el bosque, siendo reemplazado por la sabana o praderas. Para el Amazonas, y posiblemente África Central, los autores sugieren que un punto límite podría ser alcanzado en niveles de deforestación entre 30% y 50% de su superficie. Ese punto también podría ser menor en los bosques de la costa que cumplen un rol importante al dirigir la humedad hacia el océano interior.
El estudio concluye que la deforestación tropical aumenta la incertidumbre y arriesga la producción de alimentos debido a los cambios de temperatura y las lluvias, tanto lejos como cerca. Es por eso que es fácil concluir que evitar la deforestación a gran escala en los trópicos podría ser beneficioso en una escala local y global.
La evidencia científica que dependemos de los bosques, sin importar dónde vivimos en el mundo, se hace más fuerte. Esto enfatiza qué tan importante es prevenir la destrucción de los bosques, e incluso restaurar algunos de los bosques perdidos. Esto asegurará que los bosques continúen regulando nuestro clima y meteorología, manteniendo nuestra capacidad de producir alimentos al mismo tiempo que conservación de la biodiversidad.
Visto en: Greenpeace