Una terapia cada día más popular en Estados Unidos y que está dando excelentes resultados. Ideal para imitar.
Sophie May, una pastora alemán de 5 años, tiene una semana de trabajo más ocupada que la mascota promedio. Junto a su dueña, la psicoterapeuta Leslie Stewart, Sophie ha pasado los últimos 4 años ayudando a diferentes estudiantes a dejar atrás el estrés y superar sus problemas de salud mental. Juntas, Stewart y Sophie ofrecen asesoramiento a través de un programa de acercamiento y psicoterapia. Para Stewart, Sophie es mucho más que una compañía o incluso una asistente con una cola que se mueve constantemente: Es su colega, una co-terapeuta canina.
Tener un equipo de terapeutas humano-canino puede no ser lo usual, sin embargo muchas universidades a lo largo de Estados Unidos han estado invitando a perros como Sophie y a sus adiestradores humanos a sus instalaciones para calmar y motivar a sus estudiantes, especialmente durante la temporada de exámenes finales. Tal como lo demuestra el trabajo de Sophie, un perro puede hacer mucho más que amenizar los descansos de estudio. El amor de los cachorros y perros parece tener un valor terapéutico real, particularmente en aquellas poblaciones que no reciben los servicios de cuidados mentales que necesitan, desde chicos en la universidad que se enfrentan a la adultez hasta los reos que se enfrentan a condenas de por vida.
Casi un 40% de los estadounidenses sufren de algún tipo de enfermedad mental no tratada, y a la hora de hablar de salud, tratar la mente siempre parece menos importante que mejorar el cuerpo. Existen muchas instituciones, comunidades residenciales e instalaciones que podrían beneficiarse a través de estos servicios terapéuticos. La terapia con animales es definida de forma vaga como “una intervención con una meta clara en la cual un animal que coincide con criterios específicos es parte integral del proceso de tratamiento”. La terapia canina, dentro de otras terapias, es una forma muy popular para aumentar los servicios de salud mental sin generar altos costos.
¿Qué hacen los terapeutas mentales caninos?
Hasta cierto punto, los perros terapeutas hacen lo que todas las mascotas hacen: Te dan un apoyo emocional incondicional y te proveen compañía. También hacen más fáciles las interacciones sociales y ayudan a los pacientes que se muestran más reacios a aceptar el proceso. En algunos casos, los perros actúan como una unión entre el psicoterapeuta y los pacientes, siendo realmente “co-terapeutas”.
Todos los perros que participan en estas terapias deben pasar pruebas veterinarias y de carácter, y completar un entrenamiento junto a sus cuidadores humanos para poder trabajar con personas que padecen de enfermedades mentales. Como co-terapeutas, los perros pueden ayudar a manejar la ansiedad, depresión, el síndrome postraumático y desordenes psicóticos. Algunos de los beneficios observados y reportados por este tipo de terapia también corresponden a cambios fisiológicos. La unión entre el humano y el animal aumenta los niveles de oxitocina, la hormona que nos hace sentir bien, en ambas especies. Los investigadores también han visto que los niveles de cortisol, así como también la presión sanguínea, bajan una vez que la persona se acerca al perro.
Estudiantes y caninos: En los últimos años, los tiroteos en las escuelas (independiente de si estos incidentes se relacionan con problemas mentales) han hecho que se ponga más atención en las necesidades psiquiátricas de estos chicos. Temas de salud mental, incluyendo depresión, esquizofrenia, bipolaridad y adicción usualmente hacen su aparición durante la primera etapa de la adultez, una etapa vulnerable de la vida en términos de desarrollo emocional y cognitivo. Además, diversas investigaciones han demostrado que es poco probable que los estudiantes hagan algo al respecto al enfrentarse a una enfermedad mental. Gran parte de los colegios ofrecen servicios de terapia a un bajo costo o incluso gratis, pero usualmente hay un límite a la cantidad de sesiones que los consejeros pueden entregar. Los perros terapeutas se han convertido en una manera de mejorar el sistema sin tener un impacto importante en el presupuesto.
La forma más popular de terapia asistida por animales que ha aparecido en los campus de las universidades cuesta prácticamente $0 dólares. Son las mismas organizaciones que proveen estos servicios quienes registran y entrenan a las mascotas y a sus entrenadores, y quienes luego visitan los campus por algunas horas para ayudar a los estudiantes a desestresarse. La Universidad de Columbia y la Universidad de Pensilvania ofrecen recreos que incluyen estas terapias durante época de exámenes. En la escuela de leyes de Yale, lo estudiantes pueden conseguir perros terapeutas como si fueran un libro de la biblioteca. Pet Partners, la organización más grande de terapia asistida por animales en el país, comenta que estos servicios están siendo cada vez más requeridos en todas las regiones.
“No tenemos mucha información aun”, comentó Mary Margaret Callahan, directora nacional de programación en Pet Partners, “pero hemos visto como estas sesiones han aumentado en los últimos dos años. Están comenzando a ser extremadamente populares“.
Stewart condujo un estudio piloto sobre este tipo de terapia en la Academia de Diseño de Carolina del Sur y publicó los resultados en el journal de Creatividad en la Salud Mental en septiembre. Ella y Sophie visitaron un campus cada dos semanas durante períodos de dos horas, tiempo en el cual los estudiantes podían pasar por ahí y quedarse todo lo que quisieran. Los estudiantes jugaban con Sophie, conocían a los terapeutas de la universidad y pasaban tiempo con otros estudiantes en un ambiente relajado. Basándose en auto-evaluaciones que se llevaron a cabo antes y después del estudio, los participantes comentaron que la ansiedad y soledad que sentían habían bajado en un 60%.
Gran parte de los estudiantes indicaban que la presencia de Sophie era lo que más los ayudaba. Sophie también facilitaba las interacciones sociales entre los estudiantes al proveer una experiencia compartida y un tópico de conversación en común. Puede que no se tome en cuenta el componente social de la terapia animal, sin embargo el sólo estar cerca de un animal fortalece la unión entre los humanos. Durante una interacción entre humanos y animales, incluso quienes los rodean aumentan sus niveles de oxitocina, comentó Stewart. Al mismo tiempo, Sophie le da su propio tipo de retroalimentación a su contraparte humana. “Sophie es capaz de reconocer señales y cambios hormonales en sus clientes y puede, en su forma, contarme cosas sobre ellos”, comentó. “Ella puede ayudar a que los clientes se vuelvan más conscientes de sus propios cambios, y actúa básicamente como una máquina de retroalimentación biológica“.
Una vez que el estudio terminó, los participantes que nunca habían pensado en una terapia llegaron al centro de orientación de la universidad. Stewart cree que Sophie ayudó a que los estudiantes se sintieran lo suficientemente cómodos cerca de los terapeutas humanos como para agendar sesiones individuales.
Los perros en la cárcel
La universidad es un tipo de ambiente estresante, pero en el caso de lugares que exacerban o incluso provocan desordenes psiquiátricos, la prisión es un tema totalmente diferente. Hoy en día existe una cantidad 10 veces mayor de personas que padecen enfermedades psiquiátricas viviendo en las prisiones y cárceles de las que viven en hospitales psiquiátricos, todo esto según un estudio de 2014 del Centro de Promoción de Tratamiento, que se refirió a las prisiones como ‘los nuevos manicomios’. Tal como las universidades, las prisiones de varios estados han comenzado a usar estas terapias con animales como una forma de proveer terapia sin sumar costos. Otros países, incluyendo Irlanda y Ecuador también utilizan la terapia con perros en las prisiones.
No está clara la cantidad de prisiones que utilizan este sistema, pero el Departamento de Corrección de Utah incorporó caninos a sus servicios de terapia desde el 2008 hasta 2013. La prisión tenía una demanda muy grande en su programa de salud mental, por lo que los administradores decidieron traer perros terapeutas a sus instalaciones para complementar sus servicios. Colleen Baum es el coordinador de Animales de Terapia Intermountain, la organización que provee los perros para las terapias.
“Durante las sesiones grupales, los reos forman un círculo y el perro se queda en el medio“, comentó Baum de una de las sesiones que supervisó. “El perro estaba emocionalmente sincronizado. Los reos hablaban de cosas fuertes y usualmente lloraban. El perro se acercaba y se sentaba en las piernas de la persona que compartía su experiencia como si supiera que lo necesitaba”.
Baum comentó que la terapia era mucho mejor cuando la discusión tenía que ver con el perro. Cuando el grupo discutía los límites, por ejemplo, el adiestrador hablaba de los propios límites del perro: Que le tocaran las patas. Aquellos reos que no querían compartir sus experiencias comenzaron a abrirse.
Actualmente ya no utilizan el programa. “Debido a una falta de personal y voluntarios el programa dejó de funcionar el año 2013, pero el Departamento de Utah espera volver a lanzarlo durante este año”, comentó Brooke Adams, el Oficial de Informaciones Públicas.
Recientemente, el sistema de prisiones de Colorado comenzó un programa de terapia animal en la prisión de alta seguridad que se encuentra justo en las afueras de Denver. “Hemos notado el efecto calmante que provoca la presencia de los perros desde el comienzo del programa”, comentó Debi Stevens, supervisora del Programa de Compañía para prisión en el Departamento de Corrección de Colorado. “Tenemos trabajadores que se relacionan con la salud mental que toman a los perros y los llevan a las prisiones de mayor seguridad. A pesar de que los perros no tienen un entrenamiento especializado para esta tarea, su sola presencia es algo que emociona a los prisioneros“.
Algunos de los criminales más violentos del estado pasan una hora a la semana acariciando, abrazando y paseando a estos perros, quienes incluso han hecho posible que reos que no querían dejar sus celdas salgan a pasear.
Lo que viene…
Utilizar perros en tratamientos psiquiátricos no es algo nuevo. Durante el siglo XIX ya había perros que vivían en hospitales psiquiátricos de Europa para eliminar esa atmósfera parecida a una prisión. En 1919, los doctores de un hospital de Washington, D.C hacían que los perros fuesen compañeros de los pacientes psiquiátricos para ayudarlos en su proceso de recuperación. Esta práctica fue abandonada con la introducción de la medicación psiquiátrica a mediados del siglo XX.
El gran interés que demuestran diferentes tipos de personas por este tipo de tratamiento es una de las razones por las que se está volviendo popular. Muchos otros grupos también se ven beneficiados a través de estos tratamientos, incluyendo a veteranos que sufren de un síndrome de estrés postraumático, ancianos que viven en residencias donde son cuidados, ex convictos y sobrevivientes a crisis. Sin embargo, a Stewart le preocupa que la gente acepte este tipo de tratamiento sin comprenderlo completamente, y espera que más psicoterapeutas se unan a esta tendencia e incorporen perros en sus trabajos.
“Organizar grupos de voluntarios que vayan a los colegios y universidades en tiempo de exámenes finales se ha vuelto una práctica muy popular”, comentó Stewart, “pero hay muy pocas universidades o colegios que tengan psicoterapeutas en su staff que también utilicen la terapia con animales”.
Sin embargo, si los perros tienen tanto valor desde un punto de vista terapéutico, quizás es hora de generar fondos para investigar este tipo de terapias, comentó Stewart. “Hasta que eso no pase, sigue pidiéndole a tu jefe, decano o guardia que traiga perros a las instalaciones”.
Visto en: Mic