Por Romina Bevilacqua
15 julio, 2015

¡Es tan buena idea que se está multiplicando en otras partes!

En Japón el golf pareciera atraer a muchos fanáticos. Al menos así lo era en 1980 cuando sus famosas membresías ascendían a los millones de dólares y luego cuando entre 1990 y 2000 se construyeron decenas de canchas nuevas durante a un boom inmobiliario. ¿El problema? Como todas las modas y excesos, se acabó la frenesí por el golf y muchas canchas quedaron abandonadas, aunque quizás no por mucho tiempo más…

Luego de la catástrofe de Fukushima, Japón está enfocando cada vez más sus esfuerzos hacia las energías renovables y los campos de golf abandonados les dieron una genial idea: convertirlos en campos solares. Así fue como Kyocera y sus socios anunciaron que comenzarían la construcción de una planta solar de 23 MW en un viejo campo de golf abandonado y quebrado en la prefectura de Kioto. Se ha estimado que la planta estaría lista para septiembre de 2017 y que generará poco más de 26.300 megawatts por hora, o la energía equivalente para abastecer a 8.100 hogares promedio.

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Kyocera

Además la compañía japonesa también ha anunciado que creará otra planta de energía solar en un terreno que fue designado para construir una campo de golf hace más de 30 años pero donde el proyecto luego fue abandonado. Esta planta tendrá una capacidad de 92 MW con más de 340.000 paneles solares y una producción energética estimada en 10.000 megawatts por hora por año. Esta planta podría abastecer a cerca de 30.500 casas cuando esté operacional en 2018.

Estas iniciativas de Kyocera, sumadas a otros proyectos como la planta solar flotante que comenzó a operar en 2013, forma parte de la estrategia gubernamental del país que busca duplicar sus fuentes de energías renovables para 2030. Y al parecer, han tenido una muy buena acogida no sólo en el país asiático sino que también en otros países como EE.UU donde el interés por este deporte pareciera ir en declive y donde ya se han anunciado planes de reemplazar aquellas canchas de golf plantas solares en Nueva York y Minnesota, entre otros estados.