Por Romina Bevilacqua
4 septiembre, 2014

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Los delfines han sido, desde hace mucho tiempo, nuestro contraparte y animal favorito del océano, siendo difusa la línea que separa lo salvaje de su  naturaleza, de la inteligencia y emoción humana. Tristemente, esto ha resultado en que los delfines se han vuelto una atracción que es explotada para nuestra entretención, y se han visto sujetos a una vida en cautiverio.

Pero ahora, en una atrevida movida para proteger el bienestar de los delfines, India ha prohibido los espectáculos de delfines – una jugada que quizás ayude a elevar su estado de criaturas de mera curiosidad, a una que se acerque más al de una personalidad.

En mayo de 2013, el Ministerio del Medio Ambiente y Bosques de India dio a conocer una declaración prohibiendo que “cualquier persona/personas, organizaciones, agencias de gobierno, empresas públicas o privadas se involucren en la importación y captura de especies cetáceas para el establecimiento de entretenimiento comercial, exhibición privada o pública y cualquier tipo de propósito de interacción“.

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Al hacer esto, India se convirtió en el país más grande en prohibir esta práctica, junto con Costa Rica, Hungría y Chile. Pero el ministerio no se detuvo ahí. El razonamiento de fondo parece apuntar a las docenas de países alrededor del mundo, como en Europa y los Estados Unidos, en donde los espectáculos con delfines son un gran negocio.

“Mientras que los cetáceos en general son muy inteligentes y sensibles, y varios científicos que han estudiado el comportamiento de los delfines han sugerido que su inusual nivel de alta inteligencia, en comparación con el de otros animales, significa que los delfines deberían ser considerados como “personas no humanas” y como tal deberían tener sus propios derechos y es moralmente inaceptable mantenerlos en cautiverio por motivos de entretenimiento,” dice la declaración del ministerio.

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En Estados Unidos, ha habido esfuerzos similares por parte de organizaciones de derechos animales pero no han tenido éxito dentro de las cortes, dejando la puerta abierta para que tanto los delfines como las orcas sean retenidos en cautiverio y hechos desfilar para actos de entretenimiento.

La cruda realidad de esta vida, encerrados en pequeñas piscinas en los recintos de parques acuáticos, puede ser vista de mejor manera desde arriba –como con este recinto en Florida, el cual está al alcance de un brazo del vasto hábitat oceánico. No es sorprendente, entonces, que la movida de India para abolir el cautiverio de los delfines sea considerada entre los defensores de los derechos de los animales como un gran paso en la dirección correcta.

“Este es un gran triunfo para los delfines,” dice Ric O’Barry del Proyecto Delfín del Instituto Isla Tierra. “No solo ha pasado que el gobierno de India ha hablando en contra de la crueldad, sino que ha contribuido a un dialogo emergente y vital sobre la forma en que vemos a los delfines – como seres que piensan y sienten, más que propiedad con la cual ganar dinero.”

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