Al puro estilo de “Parque Jurásico”, científicos de Harvard han logrado insertar los genes del mamut lanudo al genoma de un elefante.
El mamut lanudo (Mammuthus primignius) puede haber aparecido en este planeta hace 400.000 años en la mitad del Pleistoceno; pero, de hecho, estos animales no se extinguieron hace tanto tiempo. Tal como la mayoría de las especies de mamíferos grandes que residían en el hemisferio norte, gran parte de estos animales desaparecieron del continente Euroasiático y de Norte América hace 10.000 años. E incluso, una población pequeña de alrededor de 500 a 1.000 individuos sobrevivió en la Isla de Wrangel, en el océano Ártico por otros 6.000 años.
Ya que la mayoría habitaba las áreas congeladas del mundo, en algunos casos, cuando estos perecieron, sus cuerpos fueron envueltos por permafrost, lo cual, en gran parte, los protegió de la descomposición y de las bocas hambrientas de los depredadores y carroñeros. Lo anterior significa que, a medida que el hielo se ha ido descongelando y ha relevado sus lugares de descanso, ha sido posible recuperar especímenes que se encuentran excepcionalmente bien conservados, algunos de los cuales podrían tener alrededor de 40.000 años. Pero, a pesar que estos especímenes se vean casi intactos, lo mismo no se puede aseverar en cuanto a sus genomas, ya que con el tiempo el ADN se degrada, y la presencia de los microbios y el agua, incluso aceleran la descomposición.
Aunque los científicos han logrado encontrar fragmentos de ADN de mamut en células congeladas, hasta el momento no ha sido suficiente el material como para realizar los experimentos de clonación. Si bien algunos han descartado la posibilidad de utilizar esta técnica para traer de vuelta de la extinción a los mamuts, no toda esperanza está perdida, ya que algunos consideran que es posible combinar los genes de los especímenes preservados con los de su pariente vivo más cercano, el elefante asiático.
Esto es lo que Church y su equipo han estado intentando lograr. Church comenzó con el análisis de ADN que se había obtenido de los especímenes de mamut y los comparó con el ADN del elefante asiático, buscando genes que los distinguieran de los de su pariente. Luego, el equipo realizó copias exactas de los tramos de ADN y posteriormente utilizó una técnica bastante nueva de edición de genes para efectuar cortes precisos en el genoma del elefante e insertar los genes de mamut deseados.
“Nosotros priorizamos los genes que están asociados a la resistencia contra el frío, incluyendo el pelaje, el tamaño de la oreja, la grasa subcutánea y, en especial, la hemoglobina (la molécula en los glóbulos rojos que transporta el oxígeno al cuerpo)”, Church le comentó al Sunday Times. “Ahora tenemos células funcionales de elefantes con ADN de mamut dentro de ellas. No lo hemos publicado en una revista científica porque queda mucho trabajo por hacer”.
Existen preocupaciones éticas obvias con respecto a traer a un animal extinto de vuelta a la vida, pero Church argumenta que el reintroducir estos animales a ecosistemas de Rusia podría, de hecho, tener un impacto positivo en el permafrost sibérico, el cual gradualmente está disminuyendo por causa del cambio climático. Sin embargo, no todo el mundo comparte su punto de vista, ya que otros consideran que el tiempo y dinero dedicados a esta tarea se podría gastar para la conservación de los animales que todavía existen.
Visto en IFL Science