¿Te has dado cuenta como algunos alimentos se parecen a ciertas partes del cuerpo? Pues puede que esto se deba a algo más allá que una simple coincidencia. Ya que muchos de estos alimentos, se parecen a las partes del cuerpo que ayudan a mantener saludables.
Los antiguos herbolarios que observaban la naturaleza creían que las apariencias de las cosas naturales entregan pistas sobre sus cualidades. Esta ‘doctrina de los signos’ como se le llamaba, se ha perdido entre los cientos de estudios de hoy en día, sin embargo algunos gurús de los alimentos afirman que el concepto no está tan errado.
1. Las acelgas y el sistema circulatorio
La kale últimamente ha tenido un gran protagonismo, pero no nos olvidemos de su prima, la acelga. Mira con atención una de sus hojas y notarás cómo las venas rojizas se expanden como arterias a través de su cuerpo verde. “La acelga posee antioxidantes tales como la betalaína que ayuda al proceso de desintoxicación”, comenta Ashley Koff, nutricionista oficial de Earthbound Farm. “Los antioxidantes se aseguran de que todos las venas estén limpias y libres de radicales libres”. Esta hoja verde, junto con otros vegetales cercanos como la kale, además de ayudarte a mantener la sangre fluyendo a través de tu sistema circulatorio, también te ayudarán a aumentar la cantidad de sangre en el cuerpo.
2. Las nueces y el cerebro
Si alguien te hubiese dicho que tu cerebro se parecía a una nuez, hubieses querido verlo uno al lado del otro. Una dura cáscara protege a este fruto seco, guardando en su interior el “cerebro”. En su interior, la nuez tiene dos mitades iguales, tal como los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro, y dobleces. Para aumentar la similitud, ambos están compuestos de un 68% de grasa según Elaine Wilkes, naturópata y autora de “Los Mensajes Secretos de la Naturaleza”. Pero esta no es cualquier grasa: “Las nueces tienen un alto contenido de ácidos grasos omega 3”, cuenta la nutricionista Christina Major. “Dentro de nuestro cerebro, esta grasa es la lubricación que permite que todo funcione como corresponde”. Además, estudios han demostrado que consumir omega 3 reduce el riesgo de padecer de demencia y mejora la memoria.
3. Las naranjas y los senos
Se ha comparado en diferentes contextos a diversas frutas con los senos de las mujeres. En este caso, nos referimos a la familia de los cítricos, desde los pomelos hasta los limones. En el interior de estas jugosas frutas, se encuentran pequeñas secciones similares a las membranas del tejido mamario. Los cítricos tienen un centro blanco mientras que los senos tienen una areola pigmentada. Más allá de las apariencias, particularmente la médula y la cáscara de estas frutas tienen propiedades que ayudan a combatir el cáncer.
“Los pomelos se parecen a los senos y también tienen limonoides, los cuales han demostrado poder inhibir el cáncer de senos en animales de laboratorio y el crecimiento de células cancerígenas en senos humanos“, comenta Adrienne Raimo. “Así que es bastante interesante. También poseen vitamina C y bioflavonoides los cuales propician la salud de los senos”. Las limas y los limones también poseen otro beneficio: Hacen que el sistema digestivo se vuelva más alcalino, lo cual puede reducir la hinchazón de los senos, según Koff.
4. El vino rojo y la sangre
Si bien técnicamente no es un alimento, el vino rojo tiene una buena reputación desde hace cientos de años y ¿quién no quiere tener otra razón para hacer un brindis con su Carménère favorito? Esta bebida proveniente de la uva no sólo es parecida a lo que fluye a través de nuestras venas, sino que también disminuye el riesgo de padecer enfermedades cardíacas. La clave es el resveratrol, un potente antioxidante que protege las células sanguíneas y las plaquetas, comenta Elizabeth Somer, nutricionista y autora de “Come para llegar a la Felicidad”. Este trago fermentado también ayuda a luchar contra el colesterol. Así que hurra por el Cabernet, pero ten en mente que no necesitas más de un vaso al día.
5. El apio y los huesos
¿Has notado alguna vez que los huesos de tus piernas y brazos se parecen un poco al apio? Los investigadores dicen que tanto el apio como los huesos se componen en casi un 23% de sodio. Tendemos a comer demasiada sal, especialmente en los alimentos procesados, sin embargo ingerido en moderación, este mineral fortalece los huesos y las funciones de los nervios. El apio también es alto en magnesio y es una buena fuente de silicona. “Permite que la estructura celular de los huesos y los niveles de magnesio y calcio se alineen para que nuestros huesos estén fuertes. No es sólo un nutriente más”, comenta Major. Intenta ir más allá de añadirlo a tus sopas o usarlo para revolver tu Bloody Mary. Intenta comer apio con alguna mantequilla de frutos secos o añadirlo en tus ensaladas.
6. Los frijoles y el riñón
En algunos lugares son llamados frijoles riñones, así que tanto por el nombre como por la forma son muy parecidos a este órgano. Los nutricionistas concuerdan en que estas legumbres ayudan bastantes a nuestros riñones. Y no por nada este alimento ha sido señalado como una de las comidas con más propiedades nutricionales: Tienen mucha fibra, lo que ayuda a deshacerse de los deshechos y prevenir el estreñimiento. Raimo comenta que también son una buena fuente de minerales. “Diversos estudios han demostrado que si no tienes suficiente magnesio y potasio en el cuerpo, puede aumentar la posibilidad de desarrollar cálculos en los riñones”, comenta Raimo. “De una u otra forma, si comes una buena cantidad de estas legumbres, podrías prevenir esta enfermedad”. Bien por las legumbres.
7. El perejil y los nervios
Esta hierba fresca que es dejada a un lado en muchos platos puede ser uno de los ingredientes más saludables que encuentres en tu comida. No importa la variedad que escojas, ya que la nutricionista Major cree que el perejil tiene mucho que ver con las conexiones neuronales. “Tienes un tallo y luego se va separando en ramas hasta llegar a terminaciones más delgadas, tal como sucede con nuestros nervios”, comenta Major. Hay una gran similitud con este alimento”. Al mismo tiempo, comenta que sus altas dosis de vitamina C y K son de gran ayuda para el sistema nervioso, nuestro centro de comandos vital para movernos, pensar, sentir y respirar. Puedes añadir el perejil en las sopas, salteados, jugos o simplemente para adornar tu plato. Está ahí por una razón: También ayuda con el mal aliento.
8. El tomate y el corazón
Mantén cerca tus tomates. Cuando abras uno, veras que sus cámaras rojas se parecen mucho a la estructura del corazón. Pero eso no es todo, además tienen altas dosis de licopeno, un componente muy amigable con nuestro órgano vital. El potente antioxidante que le da el color rojo a este alimento, reduce de manera significativa las posibilidades de sufrir de enfermedades cardiovasculares. Investigadores de Harvard descubrieron que las mujeres que tenían mayores niveles de licopeno en la sangre tenían un 33% menos de posibilidades de sufrir de enfermedades cardíacas que las mujeres con bajos niveles de este antioxidante, aunque otros estudios también han encontrado beneficios similares en ambos géneros. Así que cocina, corta y devora esta deliciosa fruta. ¿Un consejo? Añadirle grasas saludables como palta o aceite de oliva pueden aumentar los beneficios del licopeno. Tu corazón te lo agradecerá.
Esta es sólo una pequeña mirada a las similitudes entre alimentos y las partes del cuerpo. Así que ya lo sabes presta atención a tu comida y consume alimentos de diversos colores –y ojalá orgánicos si es posible– ya que desde un simple tomate hasta una naranja, la naturaleza tiene beneficios que van más allá de consumir minerales de una botella o pastilla.
Visto en: MNN