¿Vives en una ciudad muy contaminada? Probablemente quieras leer esto.
Los investigadores del Pacific Northwest National Laboratory (PNNL) descubrieron algo que “podría cambiar la manera en que los científicos pronostican los índices de cambio climático”, según ellos mismos señalaron. Para llegar a eso, examinaron la forma en la que la contaminación interactúa con las nubes de tormenta en lugares como China, los trópicos del océano Pacífico, y en Oklahoma. Y sus resultados replantean los conceptos previos de la forma en que la contaminación causa que las tormentas se estanquen en los lugares contaminados.
Anteriormente, los científicos creían que la convección (remolino de aire frío y caliente) era la causante del estancamiento de las nubes. Pero los investigadores del PNNL descubrieron que la contaminación hace que las gotas de agua sean más pequeñas. Caen de a poco y de manera más lenta, y esto causa que las nubes se queden en el lugar por más tiempo. Además notaron que una mayor cantidad de nubes cubriendo el cielo a causa de partículas creadas por el hombre, tiene un efecto aislante en la tierra, y que esto podría traer implicancias en la formulación de proyecciones para el calentamiento global.
“Este estudio reconcilia lo que vemos en la vida real con lo que los modelos computacionales nos muestran”, dijo el científico atmosférico Jiwen Fan de PNNL. “Las observaciones muestran de manera consistente nubes más grandes con forma de yunque durante las tormentas cuando hay contaminación, pero los modelos no siempre muestran una convección más potente. Ahora saben por qué”. Sus hallazgos fueron publicados en el periódico Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los meteorólogos han creído por mucho tiempo que la convección es la razón por la cual los aerosoles (que pueden ser tanto naturales como creados por el hombre) sean la causa de que las nubes se queden en un lugar por más tiempo. Estaban casi en lo cierto. La contaminación se mezcla con el vapor y causa que se formen gotas más pequeñas. Pero antes, los científicos pensaban que esas diminutas gotitas estaban siendo arrastradas hacia lo más alto y congelándose. El hielo por supuesto indica que el agua se está enfriando, pero el calor debe ir a alguna parte. “El congelamiento exprime el calor”, afirma el PNNL, causando que la convección y las corrientes de aire ascendentes “robustezcan la nube”.
Fan y sus colegas, se basaron en datos del Departamento de Energía para estudiar las duraderas nubes contaminadas. Pero cuando observaron más detenidamente, se dieron cuenta que la convección no ocurría todo el tiempo. Incluso estaban usando herramientas que podían analizar la información en el nivel subatómico, o microfísico. “Modelar los detalles de las propiedades microfisicas de las nubes es computacionalmente muy intensivo, por lo que los modelos generalmente no lo incluyen”, indicó Fan.
Lo que descubrieron fue en realidad simple. Efectivamente la contaminación crea gotas y cristales de hielo más pequeños. Estos no siempre causaban la convección, pero siempre caían de manera más lenta, lo que producía que las nubes duraran más. Entonces, Fan se enfocó en las temperaturas en aquellas áreas. Donde las nubes no desaparecían rápido, se daban días más fríos y noches más cálidas (en un rango de temperatura menor). “Considerar los efectos de la contaminación en las nubes de tormenta de esta manera puede afectar la cantidad final de calentamiento pronosticada para la Tierra en las próximas décadas”, informó PNNL y agregó “Representar de manera exacta las nubes en los modelos climáticos es clave para mejorar la exactitud de los cambios pronosticados para el clima”.
Visto en: Isciencetimes