Quedó demostrado que nada bueno puede resultar de este tipo de “deportes”.
Ian Gibson, es un cazador deportivo profesional. Esto significa que gana dinero por matar animales de la savanna africana, como elefantes. Así era la situación hasta la semana pasada, cuando un ejemplar de elefante macho, decidió decir basta a las injusticias.
El hombre tenía 55 años, trabaja para la compañía Chifuti Safaris y ese día guiaba una cacería en Chewore North, Zimbawe, según el artículo de Bored panda. Se encontraba con un cliente americano y habían perseguido a un joven macho, por cerca de 5 horas. En un momento, y mientras el cliente descansaba, Gibson se acercó al animal con la intensión de medir el tamaño de sus colmillos. Estaban a unos 50 metros de distancia, cuando el elefante, consciente de lo que tramaban en su contra, decidió hacer una embestida. El cazador escapó a toda velocidad y alcanzó a disparar una vez, antes de morir pisoteado por el gigante.
El elefante se encontraba en un estado llamado “must” relacionado con la reproducción. Aquí, los niveles de testosterona son capaces de elevarse hasta en 60 veces, generando un comportamiento altamente agresivo. Lo que de acuerdo con la guía de safari Rory Young, un cazador profesional y experimentado debería haber sido capaz de detectar, y sobretodo, si estaba a cargo de terceros que podrían haber salido heridos.
Estos safaris recaudan fondos muy necesarios para la conservación, aunque sea a un costo terrible para los elefantes. La comunidad de cazadores de la zona, afirma que Gibson era un conservacionista empedernido y lamentan su trágica muerte. Sin embargo, en una época en donde cientos de especies están siendo exterminadas por caprichos humanos, como el marfil o las pieles, es que este hecho cruel, no deja de tener un importante mensaje.