Por Romina Bevilacqua
7 enero, 2015

El 21 de agosto de 1986, una gigante nube de gas emergió del Lago Nyos de Camerún conteniendo 80 millones de metros cúbicos de dióxido de carbono, y explotó creando una ola gigante de 25 metros. La nube de gas que rápidamente se propagó por el territorio a 50 km/h borró todo a su paso en un radio de 25 kilómetros, incluyendo animales y a 1.700 personas.

Los desafortunados habitantes locales y sus animales fueron literalmente sofocados por el dióxido de carbono hasta que finalmente murieron. Inicialmente, los científicos habían quedado estupefactos con la ocurrencia, la cual solo había pasado una vez en un lago cercano, llamado el lago Monoun dos años antes y donde también hubo víctimas mortales (37). Así que, ¿qué causó que estos lagos comenzaran a explotar y a eliminar a los habitantes locales? Y, ¿podría esto suceder nuevamente?

Ambos lagos están ubicados en el campo volcánico Oku de Camerún que incluye cuatro grandes volcanes. Al principio se pensó que este extraño fenómeno en realidad se trataba de una erupción volcánica, pero no fue así. En realidad lo que ocurrió es que al estar ubicados en una zona volcánica, el magma de estos lugares emite grandes cantidades de dióxido de carbono que se filtra por la corteza de la Tierra hasta el fondo de los lagos que contienen agua a alta presión y muy fría –justo lo que los gases requieren para disolverse en el agua–. Lo que ocurre luego, es lo siguiente:

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Estos peculiares lagos contienen altas concentraciones de dióxido de carbono (CO2) que, en determinadas circunstancias, pueden causar que el gas explote en lo que se conoce como “explosión límnica”. Esta concentración se da en su capa inferior (de agua fría) donde está acumulado el CO2, separada de la capa superior por el factor térmico (el agua caliente se superpone al agua fría). Cuando ocurren estas explosiones, pueden ocasionar pequeños tsunamis en el lago y también, en ocasiones, puede causar que una nube de gas salga despedida. El gran problema en el caso de escape de gas, es que el dióxido de carbono es más denso que el oxígeno (O2), por lo que en caso de salir despedido lo hará sobre el terreno transformándose en una amenaza para la fauna que se encuentre cerca. A pesar de lo peligroso que pueda parecer, lo cierto es que hasta la fecha sólo se han constatado estos dos sucesos en Camerún en la historia humana, lo que hace que este fenómeno se considere un “desastre natural rarísimo”.

Sólo existen tres lagos “explosivos” o potencialmente explosivos en el mundo, dos de ellos se encuentran en Camerún y un tercero se encuentra entre la República democrática del Congo y la República de Ruanda.

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Fuentes: SciShow, Iflscience

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