Probablemente de lo más lindo y extraño que he visto en el último tiempo.
Hace más de una década, Christian Lukhaup, un investigador independiente de Alemania, quedó realmente intrigado cuando uno de sus amigos, que había estado recolectando crustáceos en Nueva Guinea, le envió la fotografía de un cangrejo muy particular. Se trataba de un ser indiscutiblemente hermoso y en cierta medida mágico, debido a los tonos rosa, púrpura, azul y celeste cubriendo la superficie de su caparazón, además de los pequeños puntitos blancos, haciendo un contraste y generando luminosidad de la misma forma en que lo hacen las estrellas en el inmenso universo.
Christian Lukhaup
Un ser difícil de olvidar y que por esas casualidades de la vida, volvió a ver años después en tiendas de mascota de Europa y Japón. Ahí, y por más que preguntó, nadie supo decirle el nombre de la especie ni de donde provenía, por lo que Lukhaup, quien también ayudó a identificar la cangrejo vampiro por primera vez, decidió, llegaría al origen por su cuenta.
Lo nombró Cherax pulcher (la segunda palabra significa hermoso en latín). Además, se puso en contacto con biólogos marinos del sudeste de Asia y tras varios años de investigación, logró dar con su hábitat natural, en el arroyo Hoa, al este de Papúa, que es parte de Indonesia.
Christian Lukhaup
Un primo de agua dulce del camarón y la langosta que no mide más de 10 centímetros, pero que es capaz de dejar a cualquiera con la boca abierta gracias a su maravillosa apariencia que nos hacen recordar a una nebulosa cósmica. Hermoso y digno de observar, pero que a la vez, debemos desde ya dejar en paz, para que no se convierta en una nueva especie amenazada, debido a los fanáticos coleccionistas de acuarios.