Por Romina Bevilacqua
13 febrero, 2015

Las patatas irregulares y zanahorias extrañas son su ingrediente estrella. Así combaten ellas el desecho de alimentos.

Son los patitos feos del mundo de los vegetales: patatas de dos cabezas, tomates con cola y zanahorias retorcidas. Pero en vez de hacer lo mismo que los supermercados harían –desecharlos– dos berlinesas vieron una oportunidad en estos extraños vegetales. Lea Brumsack y Tanja Krakowski inauguraron recientemente “Culinary Misfits” (Culinariamente Inadaptados), un café que busca resaltar el problema de la gran cantidad de alimentos que se desechan de una forma bastante particular. Trabajan con los agricultores locales y utilizan todos esos vegetales que otros –principalmente supermercados– rechazan.

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Nuestra meta es promover una cultura justa y saludable donde los productores, los alimentos y los recursos sean revalorizados“, se lee en su página web. “Por lo mismo nos inspiramos en las narices torcidas y las apariencias oblicuas y las utilizamos para crear deliciosos platos vegetarianos”.

Ambas estudiaron diseño pero se interesaron en la sustentabilidad y la cultura culinaria. De hecho, Brumsack basó su tesis de grado en la creciente distancia que existe entre las personas y los alimentos. Krakowski vendía zanahorias torcidas que transportaba en su bicicleta. “una vez que ambas nos encontramos, hicimos más actividades como esta”, cuenta Krakowski. “Luego vino el catering”.

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Según Brumsack y Krakowski, casi un tercio de cada cosecha en Alemania se desecha porque no cumple con los estándares estéticos. En EE.UU pasa algo similar, ya que las personas arrojan a la basura alrededor del 40% de la comida que compran. “todas esas zanahorias de supermercado, son como soldados en sus paquetes”, señala Brumsack. “Lo que la gente compra no es lo natural…A las afueras de Berlín los árboles están llenos de manzanas que nadie recogerá”.

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Visto en: Take Part