Por Romina Bevilacqua
25 febrero, 2015

Dos días antes de que llegara un gran temporal, todas las currucas de alas doradas habían desaparecido. 

Aparentemente, un grupo de currucas de alas doradas en Tennessee sabía que una tormenta se avecinaba mucho antes de que hubiese alguna señal de que el clima estuviese cambiando, y por supuesto huyeron del lugar tan pronto como lo descubrieron. Las aves acababan de llegar a su territorio de cría e inesperadamente volvieron a emprender viaje uno o dos días antes de la oleada de 84 tornados confirmados que ocurrieron en abril del 2014 y que causaron la muerte de al menos 35 personas, según un informe de la revista Current Biology.

¿Cómo supieron estas pequeñas aves que una tormenta se acercaba cuando aún estaba a 400-900 kilómetros de distancia? Investigadores de la Universidad de California (Berkeley) piensan que recibieron una señal de advertencia temprana por medio de infrasonido, un sonido con una frecuencia demasiado baja para ser detectada por los humanos.

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El descubrimiento fue hecho por accidente mientras los investigadores hacían pruebas para saber si las pequeñas currucas podían cargar geolocalizadores en sus espaldas. Resulta que sí pueden, y pueden hacer muchas otras cosas. Mientras se formaba la gran tormenta, las aves abandonaron su terreno de cría en las Montañas Cumberland al este de Tennessee, a donde acababan de llegar iniciando una migración no planificada. Se reportó que las currucas viajaron 1.500 kilómetros en 5 días para evitar a la histórica tormenta productora de tornados.

Henry Streby de la Universidad de California (Berkeley) comentó que “el hallazgo más curioso es que las aves se fueron mucho antes de que llegara la tormenta. Al mismo tiempo que los meteorólogos nos informaban en el Canal del Clima que la tormenta se dirigía en dirección nuestra, estas aves ya habían empacado sus maletas y evacuado el área”.

Las aves huyeron de sus territorios de cría más de 24 horas antes de que llegara la tormenta, según informaron los investigadores, quienes sospechan que las aves lo hicieron al escuchar infrasonidos asociados con clima severo. Streby admitió que “los meteorólogos y físicos han sabido por décadas que las tormentas de tornados producen un infrasonido muy fuerte que puede viajar a cientos de kilómetros de la tormentay añadió que este infrasonido de tormentas fuertes viaja exactamente a la misma frecuencia en la que las aves escuchan mejor.

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Los hallazgos revelan que las aves que siguen rutas migratorias anuales también pueden realizar viajes no planificados en otros momentos del año cuando las condiciones lo requieren. Esas son buenas noticias para nuestros compañeros alados debido a que se espera que el cambio climático produzca tormentas más fuertes y frecuentes. Pero lamentablemente también existe un lado negativo. Según Streby “nuestras observaciones sugieren [que] las aves no se quedarán sentadas y simplemente aceptarán el cambio climático. Probablemente les irá mucho mejor de lo que algunos han predicho. Pero por otro lado, se presume que este comportamiento les cuesta a las aves una gran cantidad de energía y tiempo que deberían estar utilizando para reproducirse“.

La agotadora jornada de las aves es sólo una presión más que las actividades humanas están imponiendo sobre las aves cantoras migratorias. El año que viene, el equipo de Streby colocará cientos de geolocalizadores en currucas de alas doradas y especies relacionadas a lo largo de su gama completa de cría para descubrir dónde pasan el invierno y cómo llegan allá y de vuelta. “No puedo decir que espero que haya otra oleada de tornados, pero estoy ansioso por ver qué cosas impredecibles ocurrirán esta vez“, señaló Streby.

Visto en: Earthsky