Por Romina Bevilacqua
2 febrero, 2015

“Querían asegurar las necesidades y dignidad básicas para las mujeres sin recursos y lo lograron. Ahora su idea resuena alrededor del mundo” .

Escondidos en una de las calles interiores de Delhi del este, diversos voluntarios separan, organizan y rompen pilas de telas donadas para crear trozos más pequeños. Han estado reciclando saris, trajes tradicionales de las India, y ropa occidental y convirtiéndolos en una ofrenda humilde: Toallas higiénicas.

Anshu Gupta, nativo de Delhi, es el cerebro tras la organización llamada Goonj. Goonj significa ‘eco’ en su idioma, un nombre apropiado para una organización que se dedica a darle una nueva vida a lo que otros tiran. “Operamos bajo una norma paralítica”, comenta Gupta. “No se basa en el dinero, sino que en lo desechos”. Gupta, junto a su esposa Meenakshi, comenzaron la organización en 1999 luego de ver los efectos que tenían las frías noches de invierno en los carretoneros y la gente sin hogar. Sin ropa apropiada, muchos enfermarían y otros tantos incluso morirían.

La ropa, afirma Gupta, sigue sin ser vista como un tema importante en los planes de desarrollo. Sin embargo, en India un slogan popular ha sido el de “roti, kapra, makan” o “pan, ropa y hogar”, las necesidades básicas de la vida. Gupta, que nació en la clase media, decidió utilizar su estrato social para ayudar a su idea. A medida que más y más personas ganaban riquezas y dinero para gastar, comenzaban a aumentar sus guardarropas, creando un incremento en desechos, o como algunos lo llaman, excesos. Para balancear esto, Gupta invitó a las familias de Delhi a enviar la ropa que ya no utilizaran a su hogar, prometiendo donarla a quienes más la necesitaran.

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“En ese momento no sabía qué era una ONG”, bromea. “No sabía ni siquiera cuántas ‘e’ habían en la palabra empresario”. Sin embargo, la idea creció más allá de sólo ofrecer ropa a los vagabundos de Delhi. Comenzó a ver lo difícil que era para las mujeres de la India que no tenían dinero, acceder a artículos de aseo, especialmente toallas higiénicas, durante sus ciclos menstruales. “Si distribuyes condones, ¿Cómo no puedes distribuir toallas higiénicas?”, pregunta Gupta, cuestionando la habilidad del gobierno de entregar condones como forma de protección pero de pasar por alto productos de higiene femenina en los centros de salud primaria.

Usando las telas donadas, Gupta desarrolló una toalla simple, con tiras de telas enrolladas en su interior que llamó MyPad. La simple solución fue reconocida por el Banco Mundial en 2007 como una solución a un problema serio que sufren las mujeres con bajos ingresos. Goonj se asoció con ONGs y grupos de ayuda para las mujeres para distribuir las toallas a mujeres en áreas rurales. Algunas organizaciones incluso le compraron las toallas antes de distribuirlas.

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A medida que las toallas higiénicas recicladas ganaban popularidad, Gupta comenzó a acumular una gran cantidad de desechos. Con el crecimiento de la organización las personas comenzaron a mandar todo tipo de objetos no requeridos por la organización tales como juguetes, libros, bolsos y ropa de cama. Gran parte de estos elementos fueron separados para ser donados a las bibliotecas y ser usados en caso de algún desastre natural. En un año promedio, Goonj entrega cerca de 2 millones de libras (alrededor de 3 millones de dólares) en ropa. Con 11 centros en India, es algo que ayuda a casi un millón de personas.

Los pedazos que no tienen ningún uso real en los lugares rurales de la India son reciclados y convertidos en bolsos y accesorios (llaveros, separadores de libros). Los jeans por ejemplo, algo popular para las mujeres de la ciudad, no son tan prácticos en el campo donde las mujeres se visten con los tradicionales saris, túnicas y pantalones. De esta forma, son convertidos en bolsas para el colegio. Las mujeres se sientan ante viejas máquinas de coser Singer, convirtiendo estos desechos en bolsos, cubre camas e incluso ropa interior. Sus ofrendas han comenzado a ser notadas por las compañías y organizaciones que buscan comprar productos que sean más amigables con el medio ambiente para eventos y conferencias.

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Por ejemplo, Jagriti Yatra, una organización a nivel nacional que reúne a 500 jóvenes de la India aspirantes a empresarios y los lleva en un viaje de dos semanas en tren a lo largo de la India (parando en distintas ciudades para conocer a empresarios y sus negocios) le pidió a Goonj bolsas que los participantes pudiesen usar durante el viaje. Con órdenes de este tipo, Goonj es capaz de suplir parte de sus costos. Un presupuesto anual de entre $600.000 a $700.000 dólares cubre sus 11 centros a lo largo del país y a sus 150 empleados. Gupta comenta que no acepta fondos del gobierno y que tampoco postula a préstamos de forma activa. En vez de eso, utiliza donaciones privadas, en algunos casos tan pequeñas como 30 rupias (50 centavos de dólar). Es esto lo que ha mantenido a Goonj a través del tiempo.

Si bien Goonj se ha hecho famoso a nivel internacional por sus toallas higiénicas y ropa reciclada, también tiene otros programas. Por ejemplo, la iniciativa de Tela por Trabajo, les paga a los trabajadores de las villas un día de trabajo en ropa en vez de dinero. Las mujeres reciben toallas higiénicas en vez de dinero por su trabajo. Gupta dice que esta idea de intercambio se mantiene alineada con su idea de tener una economía paralela.

Cuando se le pregunta si tiene planes de hacer crecer la organización en los próximos años responde: “No queremos crecer como organización. Queremos crecer como una idea, algo que sea replicado y copiado”.

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Visto en: Take Part