Por Romina Bevilacqua
21 julio, 2015

Esto podría hacer que cambies de idea al momento de comprar tilapia para la cena…

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En los últimos años el consumo y producción de tilapia han aumentado considerablemente. En muchos países, como EE.UU, este pez se encuentra hoy entre los más consumidos por los habitantes, y su incremento en la producción mundial ha pasado de las 830.000 toneladas producidas en 1990, a 3.5 millones de toneladas en 2008 y 4.2 millones de toneladas en 2012. Pero últimamente han salido a la luz algunas verdades acerca de este pescado, que a muchos podría persuadirlos de reducir considerablemente su consumo.

Para empezar un reciente estudio publicado por el centro de lípidos botánicos y prevención de la enfermedad inflamatoria de la Universidad Wake Forest, comparó a la tilapia con el tocino, ya que nutricionalmente puede ser tan mala para la salud como este. Esto se debe a que la tilapia, al ser cultivada en su gran mayoría en granjas de cultivo, contiene altos niveles de ácidos grasos omega 6 y omega 3, debido a la dieta a la que son sometidos. En otras palabras, mientras el omega 6 no es malo para nuestra salud de por sí, cuando hay un consumo excesivo de estos “los ácidos omega 6 son convertidos en mensajeros  pro-inflamatorios que pueden provocar desde diabetes y problemas al corazón, hasta artritis e incluso Alzheimer“, señala Floyd Chilton, director del centro de Wake Forest que publicó el estudio, quien además añade que “Si estás consumiendo tilapia para recibir los beneficios del omega 3, puedes elegir mejores fuentes. Los mayores ganadores son el salmón, los verdeles, el atún blanco y la trucha, que entregan más de un gramo de omega 3 por 85 gramos de carne”.

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Regal Springs

Esto nos lleva a la segunda razón por la que muchos hoy están criticando a la tilapia y aconsejando que se elimine de la dieta: sus formas de producción. Casi la totalidad de la tilapia consumida en el mundo proviene de granjas de producción, siendo China el mayor productor de este pez abarcando más de la mitad de la producción mundial –le siguen Egipto, Tailandia y luego algunos países centroamericanos–. El problema es que las condiciones en las que son criados muchas veces deja mucho que desear.

Para empezar estos peces, que en su ambiente natural se alimentarían de algas y plantas acuáticas de agua dulce, están siendo alimentados con pellets de maíz, soya y otras fuentes vegetales genéticamente modificadas. Además se ha visto que muchos productores en naciones con menores estándares de regulación los crían en estanques sobrepoblados, donde les dan antibióticos para evitar que los peces contraigan una enfermedad y se contagien todos e incluso talan bosques por doquier para instalar más tanques. “En China la densidad de las poblaciones de los estanques puede ser extrema; los peces son criados en estanques fangosos y los granjeros no compran el alimento de mejor calidad porque cuesta muy caro“, señala el director de ventas de Regal Springs, donde se cultivan tilapias con estándares de alta calidad. Además está el problema de un aumento de la demanda por este pez que ha llevado a los productores a aumentar sus producciones cuando, muchas veces, no cuentan con la infraestructura necesaria.

Pero no todo está perdido. Existen productores que sí se preocupan de cultivar tilapias saludables, como Regal Springs, que tiene sus jaulas de cultivo flotantes en lagos de países como Honduras, México e Indonesia, que siguen estrictos estándares de producción para asegurar una producción de calidad. De hecho ellos fueron uno de los primeros en recibir la certificación del Aquaculture Stewardship Council, un buen indicador de peces criados saludable y responsablemente, atendiendo a los estándares de seguridad, salud, impacto medio ambiental y social, fijados por la World Wildlife Fund (WWF) que comenzó esta iniciativa.