Al cazar un animal por deporte, no estarás haciendo un aporte al mundo, y a la larga, obtendrás más críticas que halagos.
Hace unos días, un hecho lamentable se convirtió en la principal noticia de Zimbabue y probablemente del mundo, con respecto a lo que los animales significa. Se trataba de Cecil, un majestuoso león macho de 13 años, considerado como un símbolo del país africano y que fue encontrado muerto, sin piel ni cabeza, en las afueras de Hwange, la reserva que lo protegía.
La razón ya la podrán imaginar. Nuevamente se trata del capricho del hombre, que se cree con el poder de destruir vidas a cambio de “experiencias novedosas”, para luego llevarse una cabeza a su hogar como si se tratara de un imán para la nevera, sin una pizca de remordimiento y sin pensar en las consecuencias de sus actos. Como podrían ser el dejar a toda una familia vulnerable, o incluso, que a largo plazo la especie podría quedar etiquetada como en peligro de extinción.
Fuente
De esta problemática, o más bien dicho “tendencia”, ya que son varios los casos de cazadores, los que se han compartido a través de los medios en los últimos años, es de lo que quiso hablar el Director Editorial de BuzzFeed, Matt Stopera, teniendo en consideración su propia experiencia en África, gracias a un viaje de prensa que realizó junto a National Geographic hace un par de años, y en donde además, tuvo la suerte de compartir por unos días con dos de los mayores expertos en leones del mundo, Beverly y Dereck Joubert.
Matt Stopera
Y bueno. ¿Cuál es el tema central de su columna de opinión y que hoy queremos compartir con ustedes? Según Matt, el cazar a un león es de las cosas más cobardes que pueden existir, y las razones, te las entregamos a continuación:
Según sus conversaciones con el matrimonio Joubert, quienes literalmente viven con leones hace más de 25 años, hay un 90% menos de estos felinos de los que había hace 75 años, lo que da para sacar cálculos y deducir que en 100 años, podrían simplemente desaparecer. Si ya es difícil protegerlos, a pesar de que son los reyes de la Sabana, entonces qué se puede esperar para el resto de los animales indefensos.
En el mismo viaje, Matt tuvo la oportunidad de realizar un safari. El guía del tour se llamaba James y entre sus trabajos, estaba el de localizar a los leones. Se trata de un trabajo bastante mecánico. Primero encuentras a los búfalos y luego a los leones en el mismo radio, ya que de seguro estarán con hambre. Si lo piensas, no es siquiera necesario acechar a un león. Ellos estarán tranquilos, bajo la sombra de un árbol e intentando apaciguar el calor.
Matt Stopera
Y para terminar de demostrar su punto, los leones son literalmente gatos grandes. Ellos se dedican a dormir unas 20 horas del día, no están interesados en las personas, y más bien, las ven como parte de los vehículos en que se movilizan durante el safari.
Matt Stopera
En conclusión. Al cazar por deporte a un león, no se saca absolutamente nada positivo. No es un desafío el matar a un animal que está acostado y descansando. No es un desafío si es que se está en la compañía de un cazador profesional, que lo mantendrá protegido de cualquier posible peligro, y no es un desafío si es que se está en ventaja y con un arma cargada. Por otro lado, el cazar a un león o a cualquier otra especie, ya sea de la sabana, selva, montaña, cielo o mar, sólo demuestra que se es una persona bastante básica y que no piensa en el futuro del planeta. Hay cientos, o mejor dicho, miles de especie que están en peligro de extinción, y otras cientos o miles que ya desaparecieron por la culpa exclusiva del hombre, sus caprichos de caza, o por los efectos de la contaminación ambiental, la deforestación o el consumo excesivo.
Matt Stopera
Y bueno, de más está decir que son MUY pocas las personas que se sentirán orgullosas de la cabeza trofeo para poner en la pared del living, sin dejar de mencionar que el cazador puede terminar en la cárcel y condenado por la sociedad, y finalmente y por extremista que suene, incluso estará en peligro de perder hasta a sus más cercanos por el hecho de tener gustos tan extravagantes y crueles.
Simplemente cobarde e innecesario.