Por Romina Bevilacqua
23 diciembre, 2014

Chris, el cuco, ha viajado más de 96 kilómetros en los últimos cuatro años, sobreviviendo a raras granizadas primaverales, depredadores, y otros peligros a lo largo de 22 países –incluyendo siete viajes por el desierto del Sahara–. Actualmente vive en la selva tropical del Congo y se espera que regrese al hemisferio norte la próxima primavera.

Sabemos todo esto porque durante los últimos tres años y medio Chris ha estado usando un dispositivo satelital de energía solar que ha transmitido su ubicación en un tiempo aproximado al real. “El hecho de que el transmisor haya durado tanto, que el pájaro haya sobrevivido por tanto tiempo, ha sido realmente especial y bastante sorprendente”, dijo Chris Hewson, un investigador ecologista del Fondo Británico para Ornitología, quien está a cargo del proyecto. “El ser capaces de seguir ciclos sucesivos de migración y ver las similitudes y variaciones en ellos es muy emocionante”.

El FBO está intentando descubrir por qué los números de cucos en el Reino Unido han declinado en casi un 75% en los últimos 25 años. Si bien la pérdida de hábitat por causa de construcciones humanas parece ser un factor, los cucos sólo pasan unas seis semanas al año en el Reino Unido. Así que los investigadores pusieron un transmisor a Chris y a otros cuatros cucos en el 2011 para aprender más sobre dónde van y qué condiciones enfrentan las otras 46 semanas del año.

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Hoy Chris es el único del grupo que aún envía datos (y el que lleva más tiempo recolectando información), y uno de una docena de cucos a los que el FBO les sigue el rastro de forma continua mientras migran entre el Reino Unido y la selva tropical del Congo hacia donde viajan en invierno.

El FBO ha aprendido que las aves que llegan a Inglaterra durante la primavera, como Chris, tienden a migrar de vuelta a África cruzando por España. Es una ruta migratoria de la cual no sabíamos, en la cual se piensa que las cambiantes condiciones ambientales están vinculadas al cambio climático, como la sequía y las granizadas de primavera, que han creado nuevos peligros para los cucos que migran.

En contraste, los cucos que emigran desde Escocia y Gales tienden a tomar una ruta más hacia el oriente por sobre Italia y han demostrado tener mejores tasas de supervivencia que sus contrapartes ingleses. Esta información ha llevado a Hewson y a sus colegas a comenzar a aprender más acerca de las condiciones de hábitat con las que se encuentran los cucos antes de cruzar el Sahara y relacionarlas a qué tan bien sobreviven al proceso de migración. “Si podemos llegar a comprender cuales son las mejores características para sus lugares de reposo, podríamos en ese punto hacer algunas recomendaciones”, dijo.

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Mientras tanto, en Estados Unidos, el Project SNOWstorm comenzó a ponerles transmisores a búhos de nieve para seguirles el rastro durante el invierno del 2013-2014, aprovechándose de una migración inusualmente grande de búhos de nieve desde el Ártico hacia Estados Unidos. A las aves se les instalan transmisores, los cuales funcionan en base a energía solar, que transmiten datos a través de redes de teléfonos celulares y que guardan datos para transmisiones posteriores cuando no hay señal disponible.

La meta es aprender más sobre lo que las aves están haciendo, y qué riesgos están enfrentando cuando dejan el norte para ir a otras partes de Norteamérica, dijo Scott Weidensaul, un naturalista que trabaja en el Project SNOWstorm.

Después de un largo verano en el cual las aves con transmisores han estado fuera del alcance de la señal de celulares en el Ártico, dos de los búhos del proyecto han reaparecido en las últimas semanas. “La última vez que tuvimos contacto con Millcreek” –una de las aves que regresó– “fue cerca del 23 de abril”, dijo Weidensaul. “Hoy sabemos que se movió rápidamente hacia la región más al norte de la Península Ungava al Noreste de Quebec”.

A pesar de que el cambio climático no fue un factor en el influjo de búhos de nieve del año pasado, esta es “una de las especies que está bajo más riesgo debido al cambio climático”, dijo Weidensaul. Él destacó que el ambiente cada vez más cálido del Ártico está afectando a sus presas, entre ellos, los lemmings. El proyecto también ha descubierto que algunos búhos muertos han sido contaminados con altos niveles de toxinas ambientales tales como el mercurio de metilo, el cual se emite de plantas de carbón.

Debido a que tienen un rango muy diverso de hábitats en distintos continentes, las especies de aves migratorias como los búhos de nieve y los cuclillos “son el modelo perfecto para la conservación de la biodiversidad”, dijo Andrew Farnsworth, un investigador de información científica asociado con el Laboratorio de Ornitología de Cornwell.

Fansworth dijo que gracias a la última generación de poderosos y livianos transmisores –productos de las mismas marcas tecnológicas que ponen pequeños y poderosos teléfonos celulares en nuestros bolsillos– los científicos están comenzando a descubrir las interconexiones “en términos de las especies que se mueven a lo largo de espacio y tiempo, y comprendiendo los cambios que han ocurrido y ocurren en esos espacios”.

Visto en: Take Part