Por Romina Bevilacqua
2 diciembre, 2014

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El 2011, miembros de la tribu Yukagir, localizada en el norte de Siberia, descubrieron los restos de un búfalo o bisonte estepario (Bison priscus), un ancestro ya extinto de los búfalos modernos que siguen pastando en las planicies de América del Norte y el norte de Europa. El búfalo, preservado en un estado casi perfecto, fue encontrado en la orilla de un lago de Siberia del Norte y llevado a la Academia de Ciencias Yakutian en Siberia, donde los investigadores pudieron realizar una autopsia del animal.

Aun cuando en la antigüedad se han encontrado otros restos de bisontes esteparios momificados, ninguno se había encontrado en un nivel de preservación tan bueno como el del llamado búfalo Yukagir que presentaba sus órganos internos casi intactos, según palabras de Olga Potapova, la conservadora de restos y administradora del Mammoth Site of Hot Springs de Dakota del Sur, en los Estados Unidos, que también colaboró en el estudio del animal.

“Normalmente los restos de megafauna que se encuentran momificados en Norte América o en Siberia son básicamente restos parciales. Están parcialmente comidos o destruidos porque han estado en el suelo congelado durante decenas de miles de años”, le contó Potapova a la revista Live Science. “Pero esta momia en particular estaba tan bien conservada que se ganó el premio de ser una de las con mejor nivel de preservación”.

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Los investigadores piensan que el búfalo Yukagir murió joven, con casi 4 años de edad, dice Potapova. La falta de grasa alrededor del abdomen del búfalo sugiere que el animal murió de hambre. Según los investigadores, el búfalo tenía su corazón, sus venas y su sistema digestivo casi intactos aunque algunos de los órganos se habían encogido considerablemente. El espécimen estaba tan bien preservado que los investigadores pudieron obtener muestras de tejido de cada uno de los órganos, dice Potapova.

El cerebro del búfalo estaba en muy buen estado, según informó Albert Protopopov, jefe del departamento de investigación de fauna de mamuts en la Academia de Ciencias Yakutian. Y esta es la primera vez que el tejido cerebral de un búfalo estepario ha sido encontrado casi intacto, según señaló Protopopov.  El cerebro del búfalo fue removido del cráneo del animal para poder estudiarlo en el futuro y la histología preliminar o el estudio del tejido del cerebro sigue en proceso, agregó Protopopov.

Además de extraer el cerebro del búfalo, los investigadores también extrajeron el resto de los órganos internos para poder estudiar sus tejidos. La idea de la investigación es recolectar información que pueda ser usada para comparar a este antiguo animal con sus familiares modernos, dice Natalia Serdul, investigadora de la Academia Rusa de Ciencias de Moscú, quien también está involucrada en la investigación.

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Los investigadores también están particularmente interesados en los antiguos parásitos que alguna vez infectaron a este mamífero. Aun cuando el ADN del búfalo estepario no se pudo conservar, los investigadores han podido utilizar tejido extraído de los pulmones, hígado e intestinos del animal para localizar el ADN mitocondrial de los parásitos que alguna vez se alimentaron del búfalo. Este ADN mitocondrial puede luego ser utilizado para determinar con mayor precisión el tiempo que el animal vivió, según palabras de Serduk.

La anatomía, fisiología y la genética nos entrega muy buena información para poder reconstruir el hábitat del bisonte, su comportamiento y su estilo de vida. Si logramos codificar esta información, podremos llegar a saber las verdaderas razones detrás de la extinción de su especie”, dice Potapova.

Los resultados fueron presentados en la reunión anual de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados en Berlín, los que luego serán publicados en la Revista de Paleontología de Vertebrados.

Visto en: Live Science