De acuerdo al último estudio del Bloomberg New Energy Finance, la electricidad generada por energía eólica puede ser suministrada de forma más económica en Australia que la generada por carbón o gas natural –y las energías solares y otras renovables no se quedan muy atrás–.
Las plantas más antiguas –de los 70 y 80– cuya fuente de energía es el carbón, aún compiten a precios más bajos que las energías renovables, pero sólo porque sus costos de construcción se han depreciado. En Australia, para la implementación de cualquier nueva fuente de poder, parece ser que la respuesta se encuentra en las energías renovables.
Actualmente, Australia cobra a quienes contaminan la cantidad de 23 dólares australianos por tonelada métrica de carbono que emitan. Pero el estudio concluyó que la energía eólica podría debilitar a los combustibles fósiles incluso sin la corrección de la falla del mercado de establecer apropiadamente los costos de la contaminación de carbono:
El estudio muestra que la electricidad puede ser suministrada desde un nuevo parque eólico a un costo de $80 dólares australianos por Megavatio/hora, comparado a los $143 dólares por Megavatio/hora de una nueva planta de carbón o $116 dólares por Megavatio/hora de una nueva planta básica de gas, incluyendo los costos de emisión bajo el esquema de precios de carbono del gobierno de Gillard. Sin embargo, incluso sin un costo de carbono (la forma más eficiente de reducir las emisiones a lo largo de la economía) la energía eólica es 14% más económica que una nueva planta de carbón y 18% más económico que una nueva planta de gas.
El estudio que el Bloomberg New Energy Finance realizó en Australia muestra que desde el 2011, el costo de la energía eólica ha caído en un 10% y el costo de la energía fotovoltaica solar en un 29%. En contraste, el costo de la energía proveniente de plantas que usan combustibles fósiles es alto y va en aumento. Las nuevas plantas de carbón se hacen caras por sus altos costos de financiación. El estudio encuestó a los cuatro bancos más grandes de Australia y descubrió que es poco probable que los prestamistas financien nuevas centrales de carbón sin cobrar una prima más alta por riesgo sustancial debido a los daños de reputación de las inversiones intensivas de emisiones –si es que se deciden financiarlas–.
Aquí tenemos un gráfico de los resultados del BNEF, cortesía de Renew Economy:
Figura 1: coste normalizado de la energía en Australia del período 2012-30 (AUD/MWh real del 2012)
- Viento/Energía fotovoltaica a gran escala/ Termosolar (STEG)/ Biomasa/ Gas de vertedero/ geotérmica/ Carbon/ Gas natural (CCGT) /Gas Natural (OCGT)
- Coste normalizado de la energía con carbono/ coste normalizado de la energía sin carbono
Así que el estudio espera que tanto el carbón como el gas natural aumenten en costo en las próximas dos décadas. Entre otras cosas, la energía del carbón consume más agua que cualquier otra fuente de energía. Eso hace que el costo del carbón suba, ya que el agua fresca se vuelve cada vez más escasa dado al cambio climático producido por las mismas emisiones de carbono de la energía impulsada por carbón. Y en los Estados Unidos, por lo menos, hay evidencia de que las reservas más grandes de gas natural llegarán a su punto más alto dentro del marco de tiempo propuesto en el análisis del BNEF, declarando que el boom de esa fuente de energía es decididamente temporal.
Mientras tanto, aunque en la actualidad los costos de energía solar y otras energías renovables están un poco atrasados, estos están cayendo rápidamente:
Analistas del BNEF concluyen que para 2020, la energía solar fotovoltaica a gran escala también será más económica que el carbón y el gas, cuando se tome en cuenta los precios del carbono. Para el 2030, tecnologías que generen y despachen energía renovable como la biomasa y termo-solar también podrían tener un costo competitivo.
Según compañías como Ratch Australia, el costo de implementación de nuevas energías solares fotovoltaicas ya ha bajado a un punto entre 120 y 150 dólares por Megavatio/hora, sugiriendo que puede estar bajando incluso más rápidamente que lo que el BNEF había predicho. Kobad Bhavnagri, director de investigación de energías limpias del BNEF, espera que para el 2020 o 2030 “estemos encontrando nuevas e innovadoras formas de lidiar con la intermitencia de las energías eólica y solar”. Y dado que Australia probablemente ya tiene lista su capacidad básica de suministros por lo menos hasta el 2020, cuando las energías solar y eólica estén subvalorando a los combustibles fósiles, “es posible concebir que podríamos saltar directamente desde el carbón a fuentes renovables para reducir emisiones mientras que los precios del carbono aumentan”.
El fabricante de turbinas de viento más grande del mundo ya tiene el 50% del mercado de Australia, el cual espera mantener. Y el fabricante más grande de China ha puesto su vista en el mercado también. La implementación de energía solar en techos ya ha cambiado dramáticamente la forma del mercado de energía al sur de Australia y el Partido Ecológico en el oeste de Australia ha propuesto recientemente instalar paneles solares en todas las viviendas sociales. Y si bien el que la economía australiana se mueva hacia la energía renovable ciertamente no arreglará el calentamiento global por sí solo, es un paso en la dirección correcta, lejos de las olas de calor e incendios forestales –los cuales se ven empeorados por el cambio climático impulsado por las emisiones de carbono de los combustibles fósiles– que recientemente han azotado a la nación.