Ellos presenciaron un milagro de la naturaleza cuando vieron a esta flor de 32.000 años florecer una vez más

 

El derretimiento del permafrost, la capa de hielo permanente que permanece congelada en los niveles superficiales del suelo en las regiones más frías o peliglaciares, no está ayudando al cambio climático. Esto porque emite ráfagas de metano que producen el calentamiento global. Sin embargo, científicos de todo el mundo están encontrando tesoros en las áreas donde la nieve se derrite.

Un equipo en el Instituto de Problemas Físico-químicos y Biológicos  de la Ciencia del Suelo, de la Academia Rusa de las Ciencias en Moscú, descubrió en una ardilla fosilizada que fue excavada en Siberia, los restos de plantas de la era del hielo llamadas Silene stenophylla. Las plantas habían sido enterradas en los sedimentos a una profundidad de 38 metros y a una temperatura de -7º.

La datación por radiocarbono de las plantas parece indicar que la antigua ardilla las guardó cerca de unos 31.800 años atrás, justo antes de ser sellada bajo hielo en el área cerca del río Kolya. Los científicos usaron una hormona del crecimiento para forzar a la Silene stenophylla a volver a la vida y, eventualmente, volver a florecer. De acuerdo al informe de Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias, las plantas son ahora “el organismo vivo, viable y multicelular más antiguo” del mundo.

A medida que el permafrost se va derritiendo en las regiones más frías, estos descubrimientos de “ADN antiguo”  se están volviendo una tendencia. Algunas veces, los hallazgos de semillas resultan ser más recientes de lo que los científicos creían en un principio, pero el Laboratorio de Criptología de Suelo en Moscú hizo todo lo posible para asegurarse que las semillas de Silene stenophylla era, efectivamente tan antiguas como parecían.

Si el permafrost continúa derritiéndose van a haber más descubrimientos como este y algunos científicos creen que las semillas antiguas podrían incluso comenzar a florecer de forma espontánea, dándole esperanza de volver a la vida a las variedades de plantas ya extintas. Y de no ser así, siempre estará la Bóveda de Semillas en Noruega para entregar información genética.

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