Nunca se me hubiese ocurrido acercar uno de estos animales a mi abuela.
La organización The Creature Teachers, de Inglaterra, decidió introducir a los hogares de ancianos, unos embajadores muy inusuales, con el objeto de acercar el mundo animal, al de estas personas, que es bastante solitario. Así, y por muy descabellado que parezca, resultó ser todo un éxito. Y por ejemplo, la persona más vieja que tuvieron la posibilidad de conocer, una señora de 107 años, estuvo encantada de abrazar a Lionel, el mapache, y de poner bajo su barbilla a Vincent, la tortuga.
Tocar a estos extraños invertebrados, mamíferos y aves, por primera vez en sus largas vidas, les generó mucho estímulo y satisfacción. Y lo más entretenido de las visitas, fue escuchar las maravillosas historias que estos abuelitos contaron sobre la vez que tuvieron que cazar un conejo durante los tiempos de guerra, las risas que les provocó el ciempiés caminando por sus manos o los nervios que significaban el tener una lechuza volando en la sala.
Hasta el momento han realizado más de 90 visitas a hogares de ancianos en los últimos 4 años, y los voluntarios concordaron en que éstas les llenan el alma de satisfacción. Han visto lágrimas de alegría en sus ojos y risas un poco histéricas causadas por los nervios que les provocan los animales. Un momento mágico de compañía, dentro de la rutina que se empieza a hacer eterna para estos viejitos.
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