Por Romina Bevilacqua
23 octubre, 2014

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En el pequeño pueblo de Todmorden, situado al norte de Inglaterra, la producción de alimentos orgánicos frescos está creciendo por todas partes. Hay hierbas de dulces olores en la estación de trenes, vegetales brotando en el estacionamiento público y un jardín boticario al lado del centro de salud local. 

Esto es parte del movimiento “Incredible Edible” (o “increíblemente comestible” si lo traducimos al español), una campaña comunitaria que entrega comida saludable y fresca a toda la comunidad y al mismo tiempo promueve la producción local y le muestra a las personas la alegría que puede entregar el cultivo de vegetales.

La co-fundadora de Incredible Edible, Pam Warhurst, explicó cómo surgió esta idea. Hace seis años ella y sus amigos se sentaron en la mesa de una cocina lanzando diferentes ideas al aire que pudieran generar cambios positivos en el mundo. Comenzaron con una sencilla pregunta: ¿Podemos encontrar un lenguaje unificador que sea transversal a la edad, ingresos y la cultura, que pueda ayudar a las personas a que ellas mismas encuentren una nueva forma de vida? Y ahí la idea retumbó como un trueno.

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La comida es una necesidad humana básica pero la comida orgánica fresca y saludable debería ser un derecho humano básico. “Nada de esto es una gran ciencia pero sí es inclusivo”, dice Pam. A la larga, es un movimiento para todos. “Nuestro lema es: ‘Si comes, ya eres parte de nosotros’, agrega.

Lo que siguió fue una reunión pública en la cual Pam y sus socios fueron felicitados con una ovación de pie luego de haber presentado su plan. Era un proyecto ambicioso e idealista que no apuntaba al tema de lo que comíamos, sino que más bien en lo que gastábamos nuestro dinero y lo que le enseñamos a nuestros hijos.

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Me pregunté si era posible tomar un pueblo como Todmorden y enfocarse en la comida del lugar para reencantar a las personas con el planeta en el que vivimos, generar los tipo de cambios de comportamiento que necesitamos para vivir dentro de los recursos que tenemos, dejar de pensar como víctimas sin poder alguno y comenzar a tomar responsabilidades de nuestro futuro”, dice Pam.

La iniciativa cubre tres áreas primordiales: plantar alimentos gratis para la comunidad, apoyar y promover a los granjeros u otros productores de comida de la región por sobre los supermercados y desarrollar una red educacional amplia y extensa que permita involucrar directamente a los residentes y los estudiantes en el proyecto.

“Incredible Edible” es administrado por voluntarios asalariados y comenzó con la plantación de algunos pequeños jardines de hierbas y el lanzamiento de un banco local de semillas. Ahora cada escuela (e iglesia) de la zona está involucrada en el movimiento. Han proporcionado pollos, han plantado orquídeas, e instalado una granja de peces en la escuela secundaria local, la que tuvo tanto éxito que, a partir de su creación, se creó un curso de agricultura.

El grupo ofrece también entrenamiento por equipos de manera gratuita a profesores de enseñanza básica. El entrenamiento toca temas relacionados con la conciencia alimenticia y el cultivo además de programas de aprendizaje para adultos a través de conexiones con la universidad. Todos los niños de Todmorden pueden ahora reconocer una planta de tomate, y han obtenido grandes beneficios luego de sumergir sus manos en la tierra de los jardines comunitarios.

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El pueblo, con una población de 15.000 personas, ha atraído lo que Pam llama “turistas de vegetales”. “La gente viene de todas partes del mundo para echar un vistazo a nuestras camas de cultivo”, se ríe ella. Hay árboles frutales, arbustos, hierbas y vegetales por todas partes: afuera de la estación de policía y la casa de reposo, en los caminitos que bordean el canal de Todmorden, e incluso en el cementerio. Los residentes han hecho del proyecto algo propio y muchos jardines privados y pórticos se han transformado en oasis florecientes de deliciosos productos frescos desde que el programa se lanzó en la primavera del 2008.

Las personas están listas y responden a la historia de la comida”, dice Pam. “Quieren que exista una acción positiva y en sus huesos saben que es su responsabilidad. Todos somos parte del rompecabezas de la comida local y todos somos parte de la solución”, añade.

El grupo define su trabajo como “jardinería de propaganda” y tomaron una decisión consciente de no pedir permiso a las autoridades locales antes de comenzar a plantar. “Estamos comenzando a generar resistencia, a reinventar la comunidad y todo lo hicimos sin un documento de planificación”, aclara Pam. “No le consultamos a nadie, no escribimos un informe ¡Ya estamos hartos de eso!”.

Independiente de esta osada actitud, la junta local ha quedado tan impresionada por “Incredible Edible” que le han donado tierras al movimiento. Además los políticos de la zona han solicitado que se eliminen todo tipo de obstáculos que impidan el uso de la tierra comunitaria como lugar para cosechar y poder así proporcionar asesoramiento a los otros organismos públicos en relación a los procedimientos aquí realizados.

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Desde los inicios del proyecto, se han realizado varios proyectos que emulan lo realizado por “Incredible Edible”, incluyendo la fantástica campaña “Every Egg Matters” (“Cada huevo importa”, traducido al español). Los voluntarios tuvieron la idea de animar a las personas a comprar y consumir solo huevos frescos de la zona que provinieran de gallinas “felices”. Se dibujó un mapa con ubicaciones, el que fue entregado a las personas con gran éxito. Como resultado de esto, los granjeros de Todmorden comenzaron a expandir su variedad de producción, haciendo pasteles artesanales, quesos y otros productos artesanales que no eran solicitados en la antigüedad.

Luego de esto, Pam y sus socios decidieron entregarles algunos de sus afiches y avisos a los productores de comida locales y comerciantes para que pudieran usarlos al momento de vender sus productos y se sorprendieron con la respuesta. El logo del proyecto “Incredible Edible” atrajo a nuevos consumidores y se convirtió en una gran manera de impulsar la economía de la zona.

Mediante la construcción de un sistema de beneficio y apoyo mutuo, las ventas de la producción local (quesos, huevos, cerveza, carne) se elevaron y los consumidores se sintieron inspirados a comenzar a cosechar sus propios vegetales, a mantener sus pollos, o simplemente boicotear a los supermercados cuando fuese posible.

Las reuniones y los días para plantar se organizan regularmente a través de “Incredible Edible”, lo que genera lazos entre los vecinos que, de otra manera, se verían entre ellos como desconocidos. Se lanzó un proyecto local de historia con el propósito de enseñarle a las personas acerca de cómo se cultivaba la comida en el pasado. Pam y sus co-creadores planean también publicar un libro de recetas y un maravilloso cuento para jóvenes que apunta a enseñarle a los mas jóvenes acerca de la filosofía de “Incredible Edible” (destacando la estúpida idea de comprar manzanas importadas desde Nueva Zelanda en el supermercado cuando podrías tener las mismas manzanas pero del árbol frutal de tu vecindario).

“Incredible Edible” también imparte cursos de injertos, permacultura, apicultura, hongos comestibles, medicina de hierbas y más. Tierra, poli túneles y camas de cosecha se han donado a la causa de parte de una tienda local, mientras que el jardín acuático de la comunidad se financió gracias a la lotería nacional Británica. El movimiento está creciendo a pasos agigantados (en la actualidad hay más de 200 grupos alrededor del mundo) y el equipo de “Incredible Edible” encuentra tiempo incluso para ayudar a otros emprendimientos alrededor del mundo, en los Estados Unidos y Japón, Australia e India, Nueva Zelanda y Europa, solo por nombrar algunos.

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Los inspiradores personajes que soñaron y ejecutaron un plan tan genial son personas como tú y yo. No tienen ningún tipo de entrenamiento específico o grandes calificaciones; tampoco tienen dinero para invertir en el proyecto. En vez de eso, han logrado desarrollar todo esto basándose en el sencillo deseo de hacer una diferencia, una pasión por generar alternativas y la resistencia para impedir que la burocracia y el papeleo los detuviera.

Pam dice: “No nos desalientan los argumentos sofisticados que dicen que las pequeñas acciones no tienen significado alguno en relación a los problemas del mañana, porque hemos visto el poder que tienen las acciones pequeñas y es genial. Finalmente estamos empezando a creer en nosotros mismos. En mi opinión, eso es increíble”.

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