Por Romina Bevilacqua
21 enero, 2015

La competencia más extrema del mundo ya culminó, pero el hito del primer coche eléctrico que corrió en el Dakar quedará para siempre. Nunca antes se había intentado una odisea de este tipo y los protagonistas de esta carrera ecológica fueron dos pilotos españoles.

Albert Bosch y Agustí Payà se ubicaron en la línea de partida y comenzaron su aventura por cumplir la meta de completar el raid más exigente del planeta sin una gota de gasolina. Lástima que a pocos días de haber comenzado la carrera y con sólo 2867 km recorridos, el 7 de enero fueran descalificados al arrancar la tercera etapa fuera del horario establecido por la organización y no pudieran cumplir el reto. Sin embargo con este hito se ha abierto un camino para otros que quieran incursionar en la tecnología de energías renovables para la exigente carrera, que este 2015 se desarrolló en Argentina, Bolivia y Chile. La empresa detrás del primer coche 100% eléctrico que corrió el Rally Dakar es Acciona, que dedicó cerca de 1 millón 160 mil dólares (1 millón de euros) al proyecto.

Albert Bosh, el piloto, que ahora ya cuenta con 9 participaciones en la histórica carrera comentó antes del rally que “Ser los pioneros, no utilizar ni una gota de gasolina, ya es una victoria. Aunque si un coche normal tiene la mitad de opciones de fracasar que de llegar a la meta (…) sólo por definición uno nuevo y joven como el nuestro, con una tecnología inédita, lo tiene más difícil: creo que las probabilidades de completar el Dakar bajan al 25%. Por eso mismo hay que valorar muchísimo el compromiso de una empresa como Acciona”.

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El coche pilotado por Bosch es el tercer proyecto de aventura y movilidad sostenible que acomete la compañía energética desde 2011 –también fueron los creadores del primer velero que funcionaba 100% con energías renovables en participar en la histórica regata Vendée Globe–. “No hemos decidido participar en el rally solo por el deporte, sino por los valores. La sostenibilidad del planeta nos importa. Queremos que la aventura esté al servicio de una causa”, explicó Bosch sobre su participación respetuosa con el medio ambiente.

Aunque el coche efectivamente era 100% eléctrico, las fuentes de donde provino la energía para su funcionamiento no eran completamente renovables, según Bosch era más bien “una provocación” para demostrar que es factible competir con electricidad. El copiloto, Agustín Payá, tricampeón de las ElectroSeries y piloto de la fórmula E, un campeonato que trata de emular a la fórmula 1, pero con tecnología 100% eléctrica, también comentó que “En la presentación en París, algunos competidores nos aseguraron que les habíamos chafado ser los primeros en colocar un vehículo eléctrico en la salida”.

También es una apuesta del propio rally. Juan Porcar, el primer español de la historia en completar un Dakar y que gestiona en España los derechos comerciales y de televisión de la prueba, explica: “Lo que se piensa desde la organización de la carrera es que hay que abrir paso a las nuevas tecnologías. Aunque desde un punto de vista organizativo el coche de Acciona complica la logística, hay que dejarles participar. Al final, proyectos así son la vanguardia de lo que más adelante serán los vehículos del futuro en nuestras ciudades”.

Los cambios que tuvo que aceptar el Dakar

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Para que el coche eléctrico pudiese terminar la carrera, el rally tuvo que ceder en ciertas normas. Una de ellas fue permitir que el coche eléctrico pudiese repostar a mitad de etapa, algo que hasta ahora solo hacían las motos, pero no los coches. Esto porque el coche representaba dos desafíos, uno de ellos la innovadora tecnología del coche, y la otra la logística, ya que ambos eran completamente inéditos en la carrera. Tuvieron que montar puestos para recargar –o más bien cambiar– las baterías que coincidieron con un 60% de los repostajes de las motos. Dos camiones se encargaron de llevar las baterías para su cambio.

Las baterías eran extraíbles, lo que se convirtió en motivo de orgullo para el equipo de Acciona: “Donde más hemos innovado en este coche es en las baterías. En ningún vehículo del mundo, ninguna batería del mercado está pensada para ser extraída. Quizá sí en alguna moto, pero no para un coche, para una batería de 35 kilovatios, es decir, la energía contenida en 10 casas. Y nosotros llevamos cuatro; como 40 casas”, explica Payá.
El vehículo eléctrico además tenía otros desafíos. Mientras coches como el Peugeot de Carlos Sainz pueden alcanzar velocidades mayores a 200km/k el coche de Acciona tenía una limitación de 140 km/hora. Así si Sainz puede tardar seis o siete horas en completar una etapa como la segunda, con 30 o 40 kilómetros de enlace, ellos tardarían 12.

En un mundo donde los recursos son limitados y donde el cambio climático es un hecho, el proyecto de Acciona trata de demostrar que un cambio es posible. “Un coche diésel o gasolina tiene una eficiencia mecánica del 20%. Es decir, el 80% de la energía se tira en la propia combustión. Sin embargo, uno eléctrico aprovecha el 85%. Su pilotaje también es distinto. Es más silencioso, y eso ayuda a concentrarse. Pero aparte de esas sensaciones, en la conducción hay que tener en cuenta las inercias y la recuperación de energía en las frenadas. Hay que aprovechar las deceleraciones para acumular energía. Podemos recuperar entre un 8% y un 10% de la energía diaria gracias a ese sistema”, asegura Payá. Respecto al resto de copilotos del Dakar, los pilotos del coche eléctrico tendrían que sumar a la preparación y otros factores como la orientación, la gestión de las energías. “Nuestro triunfo no será adelantar a otros coches, sino saber a qué velocidad hay que ir en cada momento para llegar a la meta”, dijo Bosch. “Lo bueno es que los cálculos mentales los tengo muy entrenados. Forma parte de mi trabajo diario en los circuitos de las EcoSeries”, dijo su compañero. Finalmente su carrera terminó en 2867 km recorridos y 3239 kilos de CO2 evitados. Nada mal ¿verdad?