Por Romina Bevilacqua
14 enero, 2015

Cuando eres niño pasas mucho tiempo jugando afuera –trepando árboles, caminando a través de arroyos, acostado en campos abiertos-  y por lo mismo no se necesita mucho tiempo para aprender la jerarquía de las abejas. Están las avispas que vuelan muy rápido con sus piernas colgando, y a las cuales debemos evitar a toda costa; luego están las un poco menos amenazantes chaquetas amarillas (pero que si te muerden, duele igual de fuerte). Después tenemos a los tábanos, que pese a ser de la familia de las moscas en lo que a dolor se refiere, podrían muy bien ser abejas, ya que si te pican no notas la diferencia. En el lado más benévolo de las cosas, el abejorro es incluso menos amenazante que la abeja: este insecto es gordo, difuso y zigzaguea al volar, como si estuviera ebrio de néctar.

Resulta que además de ser la abeja que menos miedo nos provoca dentro de la familia alada, el abejorro realiza un trabajo muy útil al ser también un polinizador. Sin embargo, a pesar de que los abejorros son de gran utilidad para los agricultores, la expansión y el desarrollo del sector agrícola están desplazando sus hábitats en todo mundo y hay una especie específica en EE.UU que está desapareciendo tan rápidamente que “debería aparecer como una especie en peligro de extinción”, según dijeron los ambientalistas que presentaron una demanda contra las agencias gubernamentales de EE.UU.

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Con menos áreas cubiertas de plantas nativas, tales como la Equinacia purpúrea y la Rubeckia de ojos negros, que solían crecer en los campos de maíz cerca de Iowa, la disminución de la población causada por la pérdida de su hábitat ha aumentado considerablemente. La Sociedad Xerces, el Consejo de Defensa de Recursos Naturales y grupos ambientalistas presentaron la demanda en contra del Departamento del Interior de los Estados Unidos y el departamento de Pesca y Vida Silvestre. En su demanda explican cómo el abejorro parcheado oxidado ha perdido el 87 % de su área de distribución natural en el Medio Oeste y en la Costa Este del país.

En el 2013, Xerces solicitó al Servicio de Pesca y Vida Silvestre que se incluyera al abejorro en la lista de animales en peligro de extinción, pero la agencia nunca respondió y es por eso que inició la demanda –actualmente ningún tipo de abeja se encuentra dentro de lista de especies en peligro de extinción, pese a que sus poblaciones se encuentran amenazadas–.

El maíz y la soja prácticamente han devorado las praderas que solían cubrir al Medio Oeste (hábitat natural de estos abejorros). Pero incluso en los años durante los cuales el maíz se convirtió en el rey, las prácticas agrícolas eran más amigables con las abejas en comparación con las normas agrícolas que se usan ampliamente hoy en día. Si bien no es lo mismo que el trébol púrpura que crecía en las praderas naturales, solía ser bastante común mantener plantaciones de tréboles rojos, con fijación de nitrógeno, de manera rotativa junto al maíz y la soya. Los abejorros y otros polinizadores probablemente preferirían un campo de flores silvestres, pero cuando la agricultura introduce extensiones de flores al paisaje, rompiendo con el monocultivo, se proporciona otra fuente de néctar y polen y se mejora la calidad del suelo.

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La introducción del maíz y la soja genéticamente modificados ha producido cambios significativos en el hábitat también. Con cultivos que son capaces de tolerar herbicidas como el glifosato, los agricultores han podido exterminar de manera más eficaz y más a fondo las plantas no deseadas en sus campos. Al igual que la mariposa monarca, que tiene cada vez menos y menos algodoncillos donde poner sus huevos a causa de la utilización de herbicidas, los abejorros también están perdiendo terreno frente a la agricultura moderna.

Esta abeja, que alguna vez fue bastante común, casi ha desaparecido por completo en la última década y media“, explica en un comunicado Sarina Jepsen, directora del programa de especies en peligro de extinción de la Sociedad Xerces. “Las pocas poblaciones restantes están aisladas y propensas a extinguirse si no cuentan con la protección que otorga la Ley de Especies en Peligro”. Teniendo en cuenta que aquella “protección” probablemente se lleve a cabo a través de la introducción en los paisajes de flores silvestres en todo el Medio Oeste, salvar al abejorro parcheado oxidado sería además un acto de belleza para el paisaje.

Visto en: Take Part

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