Por Ignacio Mardones
8 mayo, 2015

En un esfuerzo por reducir su rastro, ella hizo algunos pequeños cambios en su vida. Lo suficiente como para encajar dos años de basura en un frasco.

Un día ella se dio cuenta que tenía que comenzar a vivir según sus valores, eso incluía no generar más basura para el mundo. Una vez tomada la decisión, cambió totalmente ciertos hábitos que influían de manera negativa para el medio ambiente. Sus compras ya no fueron las mismas, ella usaba envases propios y cocinaba o creaba gran parte de lo que consumía. Los cambios fueron positivos y ella no parece estar arrepentida de dar ese importante paso:

httpv://youtu.be/NgR7awlR2e0