Después de décadas de deforestación y sequía el planeta ha aprendido a sanarse

De forma inesperada la Tierra se ha tornado más verde en los últimos 10 años, según una esperanzadora investigación. 

Últimamente las noticias sobre bosques usualmente tratan acerca de los altos niveles de deforestación, fragmentación y pérdida de hábitat a los que se ven enfrentados. Sin embargo una investigación publicada en Nature Climate Change, nos muestra una mirada un poco más alentadora. A pesar de que la deforestación sigue en curso en gran parte de Sudamérica y el Sudeste Asiático, la disminución de áreas verdes y bosques en estas regiones se ve compensada por la recuperación de áreas verdes fuera de los trópicos, y un nuevo crecimiento en las sabanas y zonas semiáridas de África y Australia. Esto de por sí ya es una buena noticia, ya que demuestra la capacidad del planeta de adaptarse a las difíciles situaciones a las que se está viendo enfrentado. Pero también significa que estas plantas podrían ayudar a absorber más dióxido de carbono en la atmósfera. De ser así, esto ayudaría a retrasar –pero no detener– los efectos del cambio climático.

Sin embargo el hecho de que el planeta se haya vuelto más verde también acarrea otras interrogantes como ¿Cuánto tiempo más podrán las plantas seguirle el ritmo a nuestras emisiones que aumentan en un clima más cálido?

Medición de carbono en plantas

Yi Liu –hidrólogo–, Albert Van Dijk –Profesor del manejo y ciencias del agua en la ANU– y Pep Canadell –Director ejecutivo del Global Carbon Project en CSIRO–, señalan que han estudiado cómo las plantas y la vegetación almacenan determinadas cantidades de carbono en masa vegetal (o “biomasa”) sobre el suelo. 

“Hemos desarrollado una nueva técnica para mapear los cambios presentes en la biomasa vegetal usando medidas satelitales en los cambios de radiación de la radiofrecuencia emitida por la superficie de la Tierra, una técnica llamada teledetección pasiva de microondas. Hemos extraído esta información vegetal de varios satélites y luego fusionado en una serie de tiempo que cubre las últimas dos décadas. Esto nos ha permitido seguir los cambios globales en la biomasa mes a mes, algo que antes no era posible”, escriben. A partir de estos estudios descubrieron que la cantidad total de vegetación sobre el suelo ha incrementado en alrededor de 4 toneladas de carbono.  

Seguimos perdiendo selvas tropicales pero ganando bosques en otros lugares

La vegetación de la sabana y matorrales no era incluida en estudios anteriores. 

El análisis global muestra pérdidas de vegetación en muchas zonas, particularmente en las fronteras de deforestación en los trópicos de Sudamérica y Sudeste Asiático. Como es de esperar, la gran disminución ha sido en el llamado “Arco de Deforestación”, en el borde sureste de los vastos bosques amazónicos. En el Sudeste Asiático se han encontrado los descensos más extensos en las provincias indonesias de Sumatra y Kalimantan, la parte indonesia de Borneo.

Sin embargo, estas pérdidas de selvas tropicales han sido compensadas por lo incrementos de biomasa en otras partes del mundo. Por ejemplo, bosques han vuelto a crecer en tierras agrícolas abandonadas tras la caída del comunismo en Rusia y sus países vecinos, mientras que los proyectos de plantación de árboles a gran escala en China se han añadido en su medida a la biomasa global. Esto difícilmente compensa la mitad de la pérdida de carbono por la deforestación tropical. También encontramos grandes e inesperados aumentos de vegetación en las sabanas y zonas semiáridas de Australia, África, y Sudamérica. Estudios anteriores se han centrado sólo en bosques sin tomar en cuenta este incremento.

¿Es Australia cada vez más verde?

En promedio, Australia es “más verde” de lo que era dos décadas atrás. Esto a pesar de la continua urbanización y recientes sequías en algunas zonas del país. Sin embargo, el incremento de vegetación no ha sido uniforme. Los mayores aumentos han sido en el norte de Australia, con menores aumentos en el sur y una pequeña disminución en el sureste de Australia.

Estas tendencias del comportamiento de la vegetación parecen explicarse principalmente por los patrones en las precipitaciones: Australia del norte se ha estado humedeciendo mientras que Australia del sur secando. Se prevé que este patrón continuará según las proyecciones más recientes del cambio climático de CSIRO y de la Bureau of Meteorology (Oficina de Meteorología de Australia). El crecimiento de la vegetación en Australia generalmente responde fuertemente a las variaciones de las precipitaciones. Existen alteraciones y una frecuencia aparentemente creciente cuando los eventos de El Niño y La Niña son extremos debido al cambio climático y esto genera fuertes ciclos de auge y caída en la vegetación.

“Además del efecto de los patrones de lluvia, nuestra investigación también concordó con otros estudios que dicen que durante las últimas dos décadas ha habido una tendencia gradual a enverdecer, incluso en las zonas donde las precipitaciones han disminuido levemente”, señalan los expertos Liu, Van Dijk y Canadell.

Esto se le ha atribuido principalmente al aumento de árboles y arbustos que crecen en praderas semiáridas. Estas plantas son más eficientes en su consumo de agua que otras plantas como las gramíneas. Con el aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera producto de las emisiones de combustibles fósiles, éstas son capaces de absorber más carbono sin necesitar más agua.

Variación anual de biomasa vegetal entre 1993 y 2012. Azul representa aumento y rojo disminución. Imagen modificada de Liu et al., 2015.

El aumento de vegetación retrasará pero no evitará el cambio climático

La vegetación en el mundo cumple un papel importante en demorar el cambio climático. Alrededor de un cuarto de las emisiones de carbono provenientes de la actividad humana son eliminadas por la vegetación terrestre, mientras el tamaño del “sumidero de carbono” en la Tierra aumenta con el tiempo. Sin embargo, queda por ver cómo el aumento de este clima variable que acompaña al cambio climático va a afectar en el futuro a este “sumidero de carbono” terrestre. “Esto pasa particularmente en los ecosistemas secos que se incendian regularmente, como las sabanas de Australia, donde un simple incendio puede remover gran parte del carbono almacenado durante varios años anteriores en la biomasa vegetal. La futura interacción entre este clima variable, la vegetación y el fuego, es difícil de predecir y sigue siendo el foco de una intensa investigación”, señalan los autores de la investigación y agregan: “En general, nuestro estudio proporciona evidencia más clara y directa del aumento de vegetación y del ‘sumidero de carbono’ terrestre, que otros estudios anteriores, con una atribución geográfica sin precedentes y tomando en cuenta los cambios año a año”.

La vegetación terrestre está eliminando un cuarto de las emisiones de carbono producidas por la actividad humana, y por otro lado, los océanos en todo el mundo están eliminando otro cuarto, esto significa que la mitad de nuestras emisiones de CO2 permanecen en la atmósfera. Por lo tanto, para poder controlar la concentración de CO2 en el aire y su consecuencia en el clima, todavía es necesario reducir enormemente las emisiones de combustibles fósiles en todo el mundo.

Visto en: The Conversation