Por Romina Bevilacqua
28 septiembre, 2014

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La foto muestra al personal de Duke usando una bomba de agua portátil para vaciar su laguna de ceniza de carbón de 1978. El Acta de Agua Limpia de la planta autoriza descargas cuando el nivel de la laguna rebasa la cañería de descarga vertical visible en la foto, con el fin de reducir descargas de sólidos tóxicos en los afluentes. 

Los reguladores de Carolina del Norte citaron a Duke Energy por verter en forma ilegal y deliberada, 61 millones de galones de ceniza de carbón tóxica a un afluente del río Cape Fear, que provee de agua potable a muchas ciudades y pueblos del estado.

El incidente ocurrió en marzo y marcó la octava vez en menos de un mes que la compañía fue acusada de violar regulaciones ambientales. El Departamento de Recursos Naturales y Medio Ambiente de Carolina del Norte (DENR) dijo que Duke estaba llevando aguas residuales color azul brillante desde dos de sus embalses de cenizas de carbón, a través de mangueras hasta un canal cercano y cañería de desagüe. Ya en febrero habían vertido 82.000 toneladas de ceniza de carbón en aguas estatales.

A Duke se le permite la descarga de aguas residuales desde las lagunas de ceniza hacia el canal, pero solo si son filtradas a través de los así llamados “risers,” cañerías que permiten que el residuo más pesado en el agua, se sedimente.  DENR informó a Noticias ABC que el bombeo de Duke evitó los “risers”.

“Estamos preocupados por el volumen de agua que fue bombeada y la forma en que fue bombeada”, dijo el director de comunicaciones de DENR al noticiero ABC. “No pasó a través de los equipos de tratamiento como debería haberlo hecho”.

Este último incidente de Duke fue descubierto después que el grupo ambientalista Waterkeeper Alliance publicara fotos de vigilancia aérea tomadas desde un avión de ala fija, que mostraba a los trabajadores de Duke bombeando aguas residuales desde las dos lagunas de ceniza tóxica de carbón, a un canal.

Waterkeeper Alliance intentó ir a la fuente de la polución en bote pero fueron desaconsejados de seguir adelante por empleados de la planta y por un policía, por lo que recurrieron a la vigilancia aérea.

El agua tóxica que Duke supuestamente vertió es un subproducto de ceniza de carbón, un producto de desecho de plantas de energía a carbón. Las plantas a carbón generan millones de toneladas de desechos cada año y ese desecho está contaminado con metales tóxicos incluyendo plomo, mercurio, arsénico, cromo y selenio. Más de dos tercios de ese desecho –llamado ceniza de carbón– es vertido en vertederos, estanques de almacenamiento o antiguas minas.

Pero Duke no es la única entidad de Carolina del Norte que se ha visto involucrada en conductas cuestionables. La misma DENR se ha ganado la desconfianza de los ambientalistas en muchas partes debido a su cuestionable manejo de las serias violaciones ambientales de Duke. El Departamento de Justicia norteamericano abrió una investigación criminal a DENR debido a su manejo del derrame de febrero en el río Dan, cuestionando la relación entre la agencia y Duke –una compañía que también fue empleadora por 28 años del gobernador Pat McCrory–.

El estado también ha estado en el foco en los años pasados por su negación del cambio climático, más notoriamente marcado por una ley pasada en 2012 para detener el uso de la ciencia relacionada con el clima, para planificar futuros eventos. Específicamente esta ley fuerza a los condados con costa a ignorar las observaciones y las mejores proyecciones basadas en la ciencia, en la planificación para futuras subidas del nivel del mar.

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