Cuando sepas lo que estamos haciendo con nuestra comida extra, escupirás ese maíz que estás comiendo

Probablemente hayas escuchado bastante acerca de cuántos alimentos en perfecto estado arrojamos a la basura, o lo perfectamente capaces que somos de alimentar al mundo con la agricultura orgánica. Pero estos datos acerca de la alimentación seguramente seguirán sorprendiéndote. Michael Pollan, el reconocido periodista y autor americano, vuelve a sorprendernos con algunas cifras que harán que quieras dejar de comer el delicioso maíz que aguarda en tu olla para ser cocinado.

Este es un dato que quizás no manejas: En el año 2008, se produjo suficiente comida para alimentar a 11 mil millones de personas.

Recordatorio: En la Tierra viven un poco más de 7 mil millones de personas.

Sin embargo, la mitad de esa comida se usó para alimentar animales para que pudiéramos comerlos y otra gran parte también se usó para generar combustible para los autos.

Claramente, no tenemos problemas cuando se trata de nuestra habilidad de generar comida. Sin embargo, la manera en la que la producimos importa.

En el sistema industrial que alimenta a gran parte de nuestro planeta, se necesitan 10 calorías de combustible para producir una caloría de comida.

Lo cual, si somos honestos, no es el proceso más eficiente que exista. Esa es la razón por la cual muchas personas han decidido cultivar su comida de forma orgánica.

La agricultura orgánica se relaciona con cultivar comida de forma más natural y usando menos recursos.

Sin embargo, tenemos una buena pregunta al respecto: ¿Podemos alimentar a los habitantes de nuestro planeta con comida orgánica?

Escuchemos las palabras del experto en alimentación Michael Pollan: “En las áreas industriales, la agricultura orgánica puede generar hasta el 92% del total que se genera con la agricultura industrial. Sin embargo, si esta práctica se desarrolla en países desarrollados, puede llegar a producir el 182% de la cantidad total que se produce con las prácticas industriales“.

Nada de mal ¿cierto? Quizás aún hay esperanza para nuestro sistema de alimentación.

Visto en: Upworthy