Por Catalina Vásquez
30 julio, 2015

Me creerías si te dijera que hay diamantes bajo del mar, que están vivos y que son capaces de desaparecer de tu vista en menos de un segundo?

Tama-mizu, que significa “el agua de las piedras preciosas”, es el término que los pescadores japoneses de antaño utilizaban para esas ocasiones casi únicas en que el mar se volvía un espectáculo de brillo y color. Una imagen casi mítica, como las sirenas o los calamares gigantes y devora barcos, que probable les costó muchas discusiones al volver a sus casas tras días de trabajo, ya que para ser sinceros, no suena como algo muy probable de ver, o por lo menos eso se pensaba hasta que los biólogos marinos decidieron contarnos un poco más.

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La verdad es que se trata de un ser vivo. De un pequeño crustáceo de la subclase de los copépodos, al que nombraron zafiro de mar (Sapphirina), debido a su hermosa peculiaridad: Cuando se deja ver, brilla con bonitos tonos que van desde el dorado al azul y que en definitiva, lo hacen parecer la pieza más importante de un tesoro pirata. Y bueno, que en algunas ocasiones efectivamente se agrupan en masa, creando la ilusión de que el mar está lleno de piedras preciosas.

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¿Intrigante no? Pues aún quedan sorpresas. El zafiro de mar tiene una extraña piel cristalina que por segundos los hace invisibles y que en otros los hace brillar, gracias a que las placas de sus superficies están separadas a una distancia similar a la longitud de onda de la luz azul, y que por consiguiente, genera que este color (azul) se refleje mientras que el resto de los colores desaparece por interferencia. Un truco que se conoce como coloración estructural y que se puede comparar perfectamente con los charcos de gasolina y los tonos que se producen al estar en contacto con la luz del sol.

De todas formas, los aplausos se los llevan tan sólo los machos, ya que las hembras de esta especie no son tan atractivas, no pueden brillar, y además, parasitan a las salpas, un grupo de tunicados. Varios detalles que podrían considerarse injustos, pero que la sabia madre naturaleza, supo compensar, al darle a las hembras una característica muy útil. El poseer ojos más grandes que los de sus galanes, para poder elegir al mejor a la hora de cortejar.

httpv://youtu.be/Ex39GYeLQFk

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