“Me duele todo”, “Duermo bien, pero amanezco mal”, “a veces se me duermen las manos y las piernas”, si te identificas con estas frases porque es algo que te ocurre frecuentemente, puede que tengas fibromialgia. Se trata de una enfermedad que muchas personas padecen en silencio y que muchas veces es mal diagnosticada como estrés o “hipersensibilidad” de la persona –sobre todo porque no puede ser detectada por un examen de laboratorio–.
Este trastorno causa dolores musculares en áreas como la espalda, el cuello y los brazos y las personas que lo padecen, muchas veces sufren de cansancio o fatiga, dolores de cabeza, les cuesta levantarse por las mañanas o despiertan contracturadas, pueden tener falta de memoria o dificultad para concentrarse, entre otras cosas. Además suele afectar más a las mujeres que a los hombres, en una relación de 7 mujeres por cada hombre.
1. Cómo detectarla
La fibromialgia es un trastorno en el procesamiento del dolor y se caracteriza por presentarse en “puntos hipersensibles” en el cuerpo. Son específicamente 18 puntos sensibles que se ubican en zonas como el cuello, el codo y la parte medial de las rodillas y que duelen al presionarlos. Y la prueba clínica más acertada para diagnosticar fibromialgia consiste en la presión de los dedos en estos 18 puntos dolorosos.
Si hay dolor en al menos 11 puntos de forma persistente y difusa por al menos tres meses y a esto se suma una fatiga permanente y algunos de los demás síntomas que describimos anteriormente, estamos frente a lo que se conoce como una fibromialgia. En ese caso se recomienda consultar a un reumatólogo para descartar enfermedades como la artritis y otro tipo de patologías reumatológicas, o hiper e hipotiroidismo.
2. ¿Cómo aliviarla?
Si bien el tratamiento de cada paciente debe ser personalizado y tratado por un médico familiarizado con el trastorno y su tratamiento –como internistas generales o reumatólogos– existen varias cosas que se puede hacer para reducir los dolores de la fibromialgia (aunque no son una cura):
Dieta saludable: Se recomienda incorporar alimentos ricos en magnesio como espinacas, lechuga y espárragos para mantener los músculos y tendones en buen estado. Según estudios, las personas que sufren de esta dolencia al consumir magnesio presentan menos episodios de dolor. Además consumir alimentos con selenio como la cebolla, ajo, coles, naranja, pepino, calabaza y manzana, ayudan a disminuir la sensación de dolor.
Consumir alimentos que contengan vitamina C como en las frutas cítricas, fresas y cerezas (por sus propiedades antioxidantes ayuda a conservar las células musculares contra la degeneración y los dolores musculares). Además beber muchos líquidos ayudará a limpiar el cuerpo de toxinas. Lo más indicado es tomar agua mineral, infusiones y zumos de frutas y verduras frescas.
Algunos suplementos alimenticios pueden ser de gran ayuda para restablecer el equilibrio y la armonía del cuerpo. La clorofila, la linaza, la miel de abeja y las algas marinas como la espirulina, así como el te verde, las bayas de goji, el jugo de aloe son excelentes complementos para la dieta diaria.
Evitar alimentos como:
1. Alcohol y cafeína
2. Azúcar
3. Miel
4. Fructosa
5. Comidas procesadas y carnes rojas
6. Fritos y grasas
7. Marisco
8. Trigo y derivados
9. Lácteos y derivados
10. Pimientos verdes, berenjenas, tomates y patatas
Actividad física: La práctica de un ejercicio moderado –adaptado siempre al estado de cansancio o agotamiento emocional y corporal de cada persona– ayuda a activar el sistema nervioso y cardiovascular, que facilita la irrigación y la nutrición celular, evitar los problemas de sueño y mantener el tono muscular y emocional del cuerpo. Algunas recomendaciones de deportes son caminar, andar en bicicleta, practicar yoga o pilates, o nadar en una piscina temperada. Además se debe evitar las actividades aeróbicas de alto impacto y el levantamiento de peso cuando mientras se tenga dolor. También es imprescindible el descanso y dormir al menos 8 horas diarias.
Remedios naturales aconsejables: Aplicar vinagre de manzana o calor sobre la zona dolorida ayuda a aliviar el dolor. Para tratar el insomnio y los estados de ansiedad y nerviosismo, una mezcla de plantas relajantes como valeriana y pasiflora con avena podrían ayudar.
Otro popular remedio casero es preparar una infusión de dos cucharadas de tomillo seco, por medio litro de agua y beber un par de tazas pequeñas al día. O añadir un litro de la anterior infusión de tomillo, al agua y realizar baños durante 15 ó 20 minutos.
Fuentes: CLC, Corporación de Fibromialgia, NIH, Super natural
