Existe una preocupación que va en aumento en relación a los materiales de construcción sustentable dada la constante expansión de la población mundial. Una innovadora solución ha sido el uso del “hempcrete”: una mezcla de piedra caliza, arena y cáñamo (“hemp” en inglés). Fue descubierto en el pilar de un puente en Francia que data del siglo VI. Algunos en Europa han adoptado el uso del “hempcrete” desde aquel re-descubrimiento y ahora la moda está comenzando a ganar adeptos en Norteamérica.
Según el U.S. Green Building Council, la construcción de edificios representan más del 38% de las emisiones de CO2 en los Estados Unidos. Uno de los grandes beneficios del “hempcrete” es que el cáñamo absorbe el CO2 y libera oxigeno durante su crecimiento y al mismo tiempo absorbe más CO2 gracias a la piedra caliza y se petrifica más lentamente. Con el paso del tiempo, su uso masivo podría tener un impacto bastante importante.
El material en sí mismo es un biocompuesto hecho del interior de las plantas de cáñamo mezclado con un aglomerado basado en la piedra caliza. El centro maderoso del cáñamo tiene un alto contenido de sílica que le permite combinarse bien con la piedra caliza. El defecto más grande del “hempcrete” es que su densidad es de solo un 15% en comparación a la del concreto tradicional, lo que significa que el “hempcrete” debe ser usado en combinación con un marco de otro material que pueda aguantar la carga vertical en la construcción del edificio.
Este material tiene un grado bastante alto de resistencia al calor, o valor “R”, si se compara con otros materiales de construcción. El “Hempcrete” tiene un valor R de 2,08 por pulgada de grosor comparado con el concreto normal que posee alrededor de .08 por pulgada de grosor. No existen otros materiales de construcción que tengan un valor R tan elevado y que sean tan baratos de producir.
Se puede aplicar de un sinnúmero de formas, desde la construcción de paredes y pisos hasta el aislamiento de techos. El material es a prueba de agua y fuego, actúa bien como aislante, no se pudre cuando se utiliza en superficie y es 100% reciclable.
Cualquier tipo de desastre causado por la demolición o construcción de paredes con “hempcrete” se puede utilizar como fertilizante. Todo esto como complemento al hecho de que regula la humedad y puede respirar naturalmente, por lo que no se generan problemas relacionados con la humedad, sequedad o el moho, que generalmente surgen en las construcciones. Esto también implica que se utilizará menos energía después de la construcción, en la utilización de aire acondicionado o calefacción, dado que su resistencia térmica mantiene la temperatura de manera mucho más consistente dentro de la estructura.
La razón por la que este producto se utiliza básicamente en Europa y no en los Estados Unidos, tiene que ver con las restrictivas leyes estadounidenses que prohíben la cosecha del cáñamo. Por esta razón, el precio de importación del “hempcrete” es demasiado elevado como para convertirse en un material eficiente en los Estados Unidos.