El megaproyecto se está construyendo en Chile y evitará la emisión de 643.000 toneladas de CO2 al año.
Ubicada en medio del desierto más árido del planeta, una torre de 250 metros y 10.600 espejos (heliostatos) que seguirán la trayectoria del sol en un campo solar de 700 hectáreas (7km2), darán forma a la primera planta termosolar de Latinoamérica. La estructura estará emplazada en Chile, en la región de Atacama, y se espera que esta fuente de energías renovables ayude a combatir la crisis energética y altos costos de electricidad que actualmente afectan al país.
El megaproyecto, que comenzó a construirse en mayo de 2014, tendrá una potencia instalada de 110 megavatios y producirá energía las 24h del día. Pero aún hay algo más: gracias a ella se evitará la emisión de 643.000 toneladas de CO2 al año. Este proyecto encargado a la empresa española Abengoa, especializada en energía y medio ambiente, tuvo una inversión inicial de $1.000 millones de dólares y su funcionamiento es bastante diferente al de otros proyectos de energía solar.
Los espejos reflejan la luz y calor del sol hacia una torre que es capaz de captar y retener toda esta energía por alrededor de 18 horas. Luego en su parte superior, la torre captará el reflejo de los espejos y lo almacenará en un tanque de sales fusionadas. Este compuesto luego será utilizado para calentar agua, generar vapor y con este mover una turbina de 110 MV que generará energía eléctrica.
“Esta planta funcionará en sólo 700 hectáreas del desierto de Atacama. Si se utilizara un 1% de este terreno total se podrían producir 16000 mw. Es decir con 112 plantas similares a esta, Chile podría pasar a ser autónomo energéticamente”, comentó el consejero delegado de Abengoa en Chile a Emol.
Se espera que esta planta termosolar, que es también el mayor proyecto de energías renovables de Chile, esté lista para 2017.