Por Romina Bevilacqua
26 octubre, 2014

Los humanos siempre tendemos a dudar de las capacidades de aprendizaje de los animales pero la verdad, es que los animales aprenden muy rápido y son bastante inteligentes. Aquí te damos algunos ejemplos que harán que pienses diferente de la inteligencia animal.

1. Todos queremos extender la mano y tocar… Una pantalla

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Un método de aprendizaje que nos sirve a todos, desde primates hasta tortugas, desde pingüinos hasta osos, es tocar una pantalla de computador touch. Tienes que agradecérselo a Apple: Los científicos han descubierto que cualquier especie expuesta a un iPad es cautivada por este aparato.

Tortugas de patas rojas en Viena han aprendido a jugar juegos para conseguir comida, un bonobo en Iowa puede utilizar 400 símbolos diferentes para comunicarse con los humanos, los osos negros la usan para escuchar música y los pingüinos disfrutan cazar ratones virtuales en la pantalla. En el caso de los chimpancés y los orangutanes, los científicos se han dado cuenta que las mujeres son más adeptas a estos aparatos que los hombres. Y de forma transversal, todos los adolescentes de todas las especies son los más interesados en el iPad y aprenden a usar las aplicaciones más rápido que los más viejos.

2. Las truchas pueden enseñarles a los chimpancés… y a los humanos también

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Quizás no te sorprenderá saber que los humanos y los chimpancés tienen otra característica en común, pero puede que te sorprenda saber que esta característica también la compartimos con las truchas.

Cuando los humanos necesitamos un compañero que nos ayude en algo que necesitamos hacer, usualmente intentamos buscar al mejor candidato para garantizar nuestro éxito. Los chimpancés hacen lo mismo. Y también las truchas: y la verdad es que son muy buenas en esta tarea.

En un conocido experimento de 2006, se mostraba cómo los chimpancés veían una canasta con fruta que estaba fuera de su alcance. En cada caso, debían determinar si es que podían llegar a la fruta solos o si necesitarían la ayuda de otro chimpancé (que además tuviese las habilidades necesarias) para ayudarlos.

Los científicos replicaron este experimento con truchas de coral. En la naturaleza, este tipo de truchas trabajan en conjunto con los congrios para espantar a los peces que se esconden en los arrecifes de coral. En el experimento, los investigadores le mostraron a las truchas los escondites de diversos peces y les permitieron escoger entre dos congrios (falsos) para que las ayudaran: uno que era un cazador talentoso y el otro no lo era tanto. A lo largo de un día las truchas habían aprendido a diferenciar entre ambos congrios y a escoger al mejor cazador.

Las truchas lo hicieron tan bien como los chimpancés –o a veces mejor– en áreas tales como toma de decisiones y rapidez para aprender.

3. Los profesores esperan tener estudiantes que sean tan inteligentes como estos ‘Cabezas de pájaro’

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Las aves salvajes pueden construir herramientas tomando como base diversos materiales que encuentran en la naturaleza, algo a lo que sus primos que viven en jaulas no tienen acceso. Aunque existe una cacatúa en la Universidad de Oxford llamada Fígaro que vivía en una jaula y que no dejó que eso lo detuviese.

Cuando Fígaro vio un delicioso bocado que se encontraba fuera de su alcance, mordió un pedazo de madera de su pajarera, la pasó a través de las barras y acercó la comida a su jaula hasta que pudo tomarla. Fígaro comenzó a dar ‘clases de carpintería’, enseñándole a otras aves a hacer lo mismo. Y los alumnos de Figaro cumplieron con todo lo que su profesor esperaba: Aprendieron de él y luego mejoraron la técnica, demostrando no sólo que pueden aprender, sino que poseen un pensamiento creativo.

4. Aprender de los otros

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Al parecer una de las principales cosas que los humanos pueden aprender de los otros animales es lo similares que somos.

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