En los momentos de desesperación, todo tipo de ayuda es bienvenida. Incluso si proviene del hombre.
Una manada de elefantes fuera de sí y una madre de la misma especie observando con impotencia cómo su pequeña de meses de vida se ahogaba en un pozo de agua, eran parte de la trágica escena que se podía presenciar hace un par de semanas en Mzima Springs, Kenia. La cría simplemente no tenía esperanzas. El pozo era profundo y las orillas estaban tan resbaladizas, como para impedir que los elefantes adultos se acercaran a ayudar o para que la pequeña intentara escapar por su cuenta. Finalmente, y por esas cosas del destino, todo tendría un gran vuelco.
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Una llamada telefónica al David Sheldrick Wildlife Trust (centro que se dedica rescatar y atender a animales que caen en trampas), consiguió que en segundos, todo un equipo de rescate estuviese listo y dispuesto en el lugar para sacar al bebé del pozo. De todas formas y como podrán imaginar que sucede con animales de este tamaño, el problema estuvo en que los elefantes no se mostraron muy contentos de verlos llegar, ya que tienen excelente memoria, y por lo mismo, claridad de las atrocidades de las que han sido víctimas por culpa del hombre.
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Finalmente, los rescatistas tuvieron la genial idea de llamar a otro vehículo para que se pusiese de intermediario en la zona de peligro, y así, poder actuar con velocidad. Ayudados de correas, sujetaron a la cría desde la barriga y la jalaron hasta que estuvo en una zona lo suficientemente estable como para caminar. La devolvieron con su madre y todo volvió a la paz y tranquilidad.
Un espectáculo digno de mención y aplausos para estos valientes hombres que se enfrentaron a la peligrosa manada de gigantes, para ayudar a una pequeña inocente.