10 hábitos que deberías aprender de tu abuela para una vida sana

¿Quieres simplificar tu vida, ahorrar dinero, mejorar tu salud y ayudar al planeta? Entonces estos hábitos aprobados por abuelas son para ti.

Algunos de nosotros romantizamos el pasado, algunos lo olvidan completamente. De cualquier manera, se puede recoger sabiduría importante de las generaciones que no fueron bombardeadas con consumismo, rodeadas de químicos y confundidas por el rápido paso del mundo digital. Sí, estamos hablando de la “era de las abuelas”. Conocida por su riqueza en soluciones prácticas, vida sana y sentido común, las mujeres que pavimentaron el camino antes de nosotros eran inteligentes. Aquí hay algunos de nuestros hábitos de abuelos favoritos que son muy valiosos para perderse.

1. Salir a caminar

Residentes urbanos y caminadores habituales probablemente ya saben esto, pero para el resto de nosotros es necesario recordarlo: caminar es excelente no solo para el cuerpo, si no que para el alma también. Si puedes ir caminando a hacer tus mandados, hazlo. Si vives en un área que requiere manejar para llegar a todos lados, retoma la tradición antigua de tomar una caminata después de cenar. Los beneficios a tu salud por solo caminar 40 minutos al día son impresionantes: desde reducir el riesgo de un ataque cardiaco, diabetes y cáncer de mama hasta animar tu vida sexual y ahorrar dinero en el gimnasio. Siempre que tengas la oportunidad de ir caminando a algún lugar, tómala.


2. Cocinar empezando de cero

Por supuesto que íbamos a incluir esto en la lista, es una de las reglas básicas de la “abuelitud”. Incluso si llegas tarde a casa del trabajo o no sabes cocinar u otras razones, insistimos, inténtalo. No tiene que ser un trabajo intenso (hay recetas fáciles en todos lados), es más barato, es generalmente más sano (tú eliges los ingredientes), puede ser relajante y agradable (algunos de nosotros lo encontramos sensual, incluso), sabe mejor (una vez que ya aprendes) y alimentar gente con algo que tú hayas cocinado te da el profundo placer de nutrir a la gente que amas.  


3. Cultiva un jardín

Y por esto nos referimos a cualquier cosa desde un jardín de flores y verduras gigantes a tener un poco de albahaca en un macetero pequeño en tu ventana. El tamaño no importa, lo esencial es ser capaz de hacer crecer algo en la tierra y cultivarlo hasta que se pueda cosechar para comer, hacer té, usarlo en un remedio natural o ponerlo en un florero en la mesa. En el camino ahorras dinero, disfrutas de un hobby terapéutico, tienes algo natural para consumir y gozas del simple hecho de ser autosuficiente. Y luego por supuesto, guarda cosas en frascos.


4. No comas cosas de mentira

Okay, para esta vamos a retroceder un par de generaciones de abuelas y vamos a ofrecerte algunos consejos del escritor de comida moderna extraordinario Michael Pollan, quien dice:

No comas nada que tu tátara-tátara abuela no consideraría comida. Imagina lo confundidos que estarían tus ancestros en un supermercado moderno: los tubos de yogurt, los preternaturales Twinkies, la vagamente farmacéutica Gatorade. Esas no son comidas, son productos de comida. La historia sugiere que deberías esperar al menos un par de décadas antes de incluir ese tipo de cosas en tu dieta, el reemplazo de la margarina por mantequilla es el caso principal”.

¿Ves? ¿Qué pensaría tu tátara-tátara abuela de los Cheetos? Tú reacción debería ser similar.


5. Escribe cartas

Ha pasado tanto tiempo desde no tomamos un lápiz y escribimos algunas palabras.  Todos deberíamos escribir cartas de vez en cuando. No emails, ni mensajes de texto, sino cartas a mano reales usando un lápiz y una hoja de papel y enviadas por correo. Esto cumple varios propósitos. Primero que todo, piensa en el pobre servicio postal: ¡necesita escritores de cartas! Pero también considera el cómo te hace sentarte y bajar la velocidad, reflexionar, cuidadosamente elegir las palabras que quieres permanentemente escribir en tu papel… y cómo el simple acto de la comunicación escrita es una buena práctica para la atención. Además, el destinatario de tu carta va a estar muy agradecido de recibir algo en su correo que no sea una cuenta o un catálogo. (También te aseguras de no olvidar como formar las letras del abecedario con esa cosa que suelta tinta).


6. Usa remedios naturales

Si tu abuelo tenía tos en la mitad de la noche ¿se levantaba de la cama, se vestía, manejaba a la farmacia abierta las 24 horas y gastaba $10 dólares en una mezcla de químicos sintéticos? No. Tu abuela se levantaba y le daba al abuelo miel y limón (y de hecho, estudios muestran que la miel es más efectiva en la curación de la tos que el jarabe). ¿Por qué querrías gastar un montón de dinero en químicos sospechosos para tratar tus problemas cuando tienes una alacena llena de medicina natural en tu cocina o jardín?


7. Cuida tu ropa, repara cuando sea necesario

Quizás tu abuela no te tejía calcetines, pero seguramente sí te reparó algo de ropa. En esta cultura nos deshacemos de cosas cuando muestran los primeros signos de uso o rotura, y eso es triste. ¡Y simplemente malo! Paul Dillinger, el jefe de innovación de productos global de Levi’s, nos dice que tratemos nuestra ropa como flores y tiene un muy buen punto. Con cuidado y cariño, nuestra ropa va a durar más y nos va a querer de vuelta. Y si empieza a sufrir un poco, no tengas miedo de usar una aguja y un hilo, o de convertirla en algo más.


9. Apaga tus aparatos electrónicos

Estamos agradecidos de que el día de lavar la ropa no incluya una tabla de lavar, pero eso no implica que tengamos que depender tanto de nuestros aparatos. Cuesta dinero usarlos y usan energía que hace crecer tu huella de carbono. Dos excelentes lugares para empezar son tu secadora y el aire acondicionado:

Después de eso, desafíate a decidir qué otros aparatos puedes dejar de utilizar. Si te sientes valiente, prueba con la televisión y otros dispositivos. No te sugerimos que te conviertas en un ermitaño, pero ser consciente de tu uso de aparatos puede ser liberador.


9. Usa tus cosas hasta que mueran

Puede que los estilos no cambiaran tan seguido y las cosas duraran más en los tiempos en que nuestras abuelas solían vivir, pero aún así. ¿Sentenciaría tu abuela a muerte a un refrigerador blanco perfectamente funcional solo para reemplazarlo con un modelo de acero inoxidable? Ni siquiera se le ocurriría y tampoco debería pasarte a ti. Usa tus cosas hasta que mueran y luego trata de darles un nuevo propósito. Vas a ahorrar dinero y a aliviar un poco de estrés de nuestros vertederos. De la misma manera, aplica el hábito a la comida y reutiliza las sobras hasta que no puedan entregarte más.

Aquí puedes ver una lista de cómo darle una segunda oportunidad a la basura de tu cocina.


10. Limpia tu casa con cosas que puedas comer

Las abuelas sabias no usaban productos altamente tóxicos como líquido para limpiar desagües, limpiador para hornos y ácidos limpiadores para la taza de inodoro, o cosas tan cargadas con fragancias sintéticas que causan dolor de cabeza e irritación. No, ellas iban a la cocina y usaban bicarbonato y vinagre. Son más baratos, seguros y mejores para el medio ambiente de tantas maneras. ¡Y limpian eficientemente! Arma tu propio kit de limpieza no-tóxica con los siguientes productos de tu cocina y si accidentalmente comes un poco, no tendrás que llamar a la línea directa de control de intoxicación. ¿No es astuto?

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