Es el único país de todo el mundo que tiene “amor” en su nombre. Y cuando ves sus pequeñas ciudades y conoces a su amable gente, ¡te enamorarás!
No cabe ninguna duda de que a Eslovenia no llegan las “hordas” de turistas que llegan a los países que tiene por vecinos. Por un lado, Italia y Austria, y por otro, Hungría, con su maravillosa Budapest, y Croacia, con sus estupendas playas.
Pero este pequeño país alpino, que consiguió su independencia no hace ni 25 años, posee los suficientes atractivos como para pasar unos días fantásticos conociéndolo. Te sorprenderá especialmente su belleza natural: más del cuarenta por ciento de su superficie es boscosa.
Eslovenia regala unos paisajes vírgenes en plena Europa, con vistas vertiginosas de picos alpinos, montañas y valles recién salidos de un cuadro paisajista del s. xix, así como lagos y ríos cristalinos. Los eslovenos gustan de estar en armonía con la naturaleza y casi siempre procuran protegerla y conservarla. Allí donde los seres humanos dejan su impronta, suelen hacerlo para bien, como en el caso del lago Bled, donde una diminuta capilla barroca corona la isla de Bled y un espectacular castillo completa el conjunto. Quizás se regrese a casa con la sensación de haber visitado el país más bonito del mundo.
