Por Valentinne Rudolphy
5 agosto, 2015

Entre risas y conversaciones, olvidé que no eras para mí, ni yo para ti.

Cuando eres más joven no te haces ataduras, muchas veces solo actúas, siguiendo un instinto que aún no está del todo desarrollado, y por eso muchas veces está en lo equivocado. Así es como te conocí. Un día te encontré y aunque había algo que no me cuadraba bien en ti, o en la idea de nosotros y de acercarme a conocerte, lo hice, enredándome así en mi propia red.

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Por primera vez en mi vida dejé que las cosas simplemente pasaran, y vaya que pasaron bien. Un par de risas, copas de vino y besos y todo parecía que iba de maravilla. No podría explicar que es lo que me atrajo de ti, quizás no era nada, quizás solo fue la impresión del minuto, pero me dejé envolver.

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Kris Williams.

Me dejé llevar por ti. Por tus gustos, por tu carácter dañado que quería reparar, por lo que había tras esa caparazón que no dejabas que nadie rompiera, y tantas otras cosas más. El tiempo contigo era feliz. No particularmente maravilloso, y quizás ahí debí haber dicho “no más”, y debí ser prudente. Pero me encontraste en una época en la que no temía a nada, y mi juicio estaba nublado por mis nuevos aires de libertad, porque al fin estaba moldeando como yo quería ser. Y por eso, probaba un poco de todo, y te terminé probando a ti.

No puedes negar, ni yo puedo hacerlo, que todo iba bastante bien. Era verano y quizás el calor nos nubló un poco el juicio. Tú lo sabías, sabías que algún día me iría sin más. Que lo que nos estaba pasando no era suficientemente denso, ni real, ni comprometedor. Pero yo estaba demasiado relajada, y solo te decía que todo estaría bien y podías confiar en mí.

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@Unicorn546.

Aún si digo todo esto, sé que sentí cosas por ti y que me dedicaba a conocerte y lo disfrutaba. Nunca fue mi intención no estar en el mismo nivel en lo que podríamos haber llamado una relación, pero simplemente seguí con el guión que teníamos, muy entretenida por las noches mirando las estrellas y compartiendo en un mundo totalmente nuevo al que yo conocía.

Pero tus celos y la energía que emanaba de ti me sofocaban. Porque aunque nos hayamos gustado, ninguno era para el otro. Yo estaba siendo demasiado relajada y dejaba que todo fluyera, pero tú necesitabas seguridad. Quizás nunca lo entendí. También me habían dañado antes, y solo pude darte la sinceridad que sentía en el momento, pero no era suficiente, y me terminaste encerrando en cuatro paredes, pues no querías a nadie más cerca de mí.

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Alexa Losey.

Es en el momento en que – aunque bien lo sabía – tenía que decirte que esto no era amor. Que era pura fantasía, y quizás una bastante mala. Que lo que vivimos era real, pero yo no era una pertenencia tuya para asegurar tus miedos. Ninguno trataba al otro como se merecía. Por lo que decidí que ya no daba para más. Nos miramos y tú lo sabías, esa noche no habrían abrazos ni nos volveríamos a ver. Yo también lo supe, y es por eso que me marché tan estrepitosa y rápidamente de tu vida, tal como entré. Créeme, lo lamento, quería lo mejor para ti. Créeme, no era para ti. Ni tus celos eran para mí, pues no lo valían. Simplemente fue así.