Alguien dijo una vez que el mayor dolor que una mujer puede sentir no es no enamorarse de otra persona, sino decepcionar a esa persona especial. El poema “Pero no lo hiciste” retrata una historia de amor incondicional que tiene a todos en lágrimas.
¿Recuerdas aquel día que me prestaste tu coche nuevo y lo choqué?
Creí que me matarías, pero no lo hiciste…
¿Recuerdas aquel día que vomité en tu alfombra nueva?
Creí que me odiarías.
Pero no lo hiciste…
¿Recuerdas aquel día que te obligué a ir a la playa y llovió como tal como dijiste?
Creí que dirías, “te lo dije…”
Pero no lo hiciste…
¿Recuerdas aquel día que fui coqueta con otros hombres para que te pusieras celoso? Realmente te dieron celos. Pensé que me dejarías.
Pero no lo hiciste…
¿Recuerdas aquel día que olvidé avisarte que el baile era formal, y llegaste en tus jeans?
Creí que me abandonarías.
Pero no lo hiciste…
Sí, hubo muchas cosas que no hiciste…
Pero me soportaste siempre…
Me amaste…
Me protegiste…
Hubo muchas muchas cosas por las que quise agradecer…
cuando volvieras de Vietnam…
Pero no lo hiciste.