Soy una firme creyente de decir las cosas por su nombre. En esta misma línea, no tengo problemas con asumir que soy una soltera empedernida, en otras palabras, hace años (cinco o quizás más) que no tengo nada ni remotamente parecido a una relación seria. El hecho de que no sepa cuánto tiempo ha pasado exactamente, reafirma la posición que quiero defender: estar en una relación no es algo prioritario ni determinante en mi vida. Y no creo que haya nada de malo en eso.
No pretendo hacer destacar a todas las mujeres solteras, pero pueden considerarlo así si lo prefieren. Tampoco es un intento de desprestigiar la vida en pareja. Me alegro que haya gente que sea feliz de esa manera. Sólo busco hablarles a aquellas personas que, aunque se vean muy poco, sé que existen: aquellos que vivimos nuestra soltería de forma plena y feliz.
Existen trillones de canciones, historias, poemas, libros, y probablemente un subgénero literario completo, dedicado a las desilusiones amorosas. No soy desalmada. Ese tipo de manifestaciones artísticas claramente me emocionan. La cuestión es que, como llevo tanto tiempo soltera, las sensaciones de dolor por haber perdido a alguien son meros recuerdos que alguna vez me tocó vivir. Pero la verdad es que no puedo empatizar con esa sensación, porque ya no la siento en mi propio cuerpo. Ni en el espacio que me rodea.
Cada vez hay más canciones y publicaciones en Facebook que hablan sobre los beneficios de redescubrir la soltería. Sin duda me alegra, pero al mismo tiempo no es algo que me provoque una sensación atómica. La verdad es que no estoy pendiente de la libertad que tengo al estar soltera. Ha sido mi realidad durante mucho tiempo.
El hecho de tener que consultar con alguien más sobre las decisiones que tomo en mi vida es algo que me parece absolutamente lejano.
Hace poco me tocó ver cómo un amigo sufría el calvario de ver a su ex comprometiéndose para casarse. Mi lado más empático entendía que tal evento tenía el potencial de ser sumamente doloroso…pero la verdad es que me siento absolutamente inmune de sentir cualquier tipo de dolor. No hay absolutamente nadie en mi vida cuyo matrimonio o anuncio de nueva relación pudiera causarme algún nivel de dolor.
Tengo que admitir que he tenido mis episodios de dolor de vez en cuando – pero ninguno recientemente. Así que mientras muchos de mis amigos pasan horas tratando de descifrar el significado real de un signo de exclamación en un mensaje de texto, yo tengo la libertad de divertirme y hacer lo que me da la gana.
Quiero ser clara respecto a esto, ya que creo que nuestra sociedad omite algo muy importante al momento de lidiar con la soltería: mi elección de ser soltera no nace a partir de la idea de que no merezco tener pareja, ni recibir afecto. Soy tan valiosa como cualquier persona. Eso es algo de lo que nadie tiene que convencerme. Es sólo que, lo que sea que se requiere para que dos personas quieran estar juntas, no me ha ocurrido.
¿Acaso creo que pueda ocurrir en algún momento? Absolutamente.
Lo que quiero decir es que estoy dispuesta a que ocurra. Confío plenamente en que tengo todas las moléculas y componentes necesarios para entusiasmarme con alguien y comprometerme. Sin embargo, también se mantiene intacta mi convicción de que si eso no llega a ocurrir, estaré igual de bien.
Nuestra sociedad está obsesionada con hablar de las relaciones. De sus altos y bajos. Comienzos y finales. Estoy tratando de crear un poco de espacio para los que creen que estas conversaciones no son tan importantes.
Dicho de otra manera, siempre pensamos que el césped del vecino es más verde. Me siento como el rincón del jardín del que rara vez se habla. Así que en conclusión, quiero advertir a los lectores de la existencia de esta soltera empedernida, y los invito a echar un vistazo al verdor de esta parte del jardín. Es igual de verde y sano que el resto.