Por Candela Duato
10 noviembre, 2014

Un principio que guía en mi propia vida es que las cosas más trágicas en nuestras vidas casi siempre vienen precedidas por lo más increíble. Creo que, en cualquier punto dado, nos enfrentamos con la elección de si seguir con lo que nos da y quita el universo o de aferrarnos y hundirnos en nuestra propia miseria. No me levanto en un pedestal para decirles esto. He estado en esas profundidades. Y sé cómo se siente. También sé que hay pocas cosas que te pueden destruir más rápido que los temas del corazón.

Cuando alguien te ame, lo sabrás. Si le importas a alguien, va a encontrar una manera de estar contigo. Si no lo hace, está inventando excusas. A veces pueden no estar seguros de si te aman o no, así que los verás ir de un lado para otro tratando de averiguarlo. El amor no es algo que requiera de trabajo cerebral. No es un puzzle que debas resolver o un misterio que debas descubrir. Simplemente es. Y debemos dejarlo ser -o no ser- naturalmente.

En general creo que la gente difiere mucho en sus experiencias y que no hay dos situaciones que sean iguales. Es difícil generalizar algo sobre el amor y el romance, pero haré una excepción. Sé de muchos de ustedes que probablemente están leyendo esto pensando que no sé de lo que hablo. Pensarán en todas las razones de por qué esa persona en realidad  te amó pero no pudieron estar contigo por esta u otra razón.

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Está bien si eso es lo que quieres pensar, no te detendré. Pero la verdad es que a lo que te estás aferrando es a alguien que no te amó lo suficiente como para ponerte en primer lugar y hacerlo funcionar. Y si creo en algo, es en que todos merecemos estar con alguien que quiera estar con nosotros también. Nadie merece estar esperando toda la vida a una persona. Eso de “no es el momento” no es válido. Tampoco lo es “te quiero pero ahora mismo no puedo estar contigo”. Y es una manera egoísta que tienen para estar ‘ni contigo ni sin ti‘. Para tenerte esperando. No vale la pena, de verdad.

Así que lo que tenemos que aprender es a aceptar el amor que no nos dan.  No necesitas el amor de alguien para estar completo. No necesitas el permiso de alguien para seguir con tu vida. Lo que sí necesitas es tu propio amor.

Necesitas permitirte seguir adelante. Tienes la llave de  tu propia libertad.