Estás almorzando con tus amigas y la conversación comienza a girar en torno a qué están haciendo tus hijos. Empieza la diversión. Una de las madres está feliz de que su hija se haya lucido en las pruebas de acceso a la Universidad. El hijo de otra acaba de entrar en la escuela de Derecho. Una tercera mamá habla del compromiso de su hija. Además, hay una de tus amigas que está silenciosa, esperando que esa conversación acerca de los hijos termine.
Deberías considerar a esa madre silenciosa.
Ella ama a su hija o hijo tanto como tú.
Hay más de un tipo de madre silenciosa a considerar. La madre más silenciosa puede ser aquella cuyos hijos no siempre están incluidos en la respuesta a la pregunta “¿Cuántos hijos tiene?” La madre que ha experimentado una pérdida infantil –a través del dolor de un aborto espontáneo, una muerte fetal o una muerte infantil–. Todas ellas esperan que cambien los temas de conversación cuando están hablando con otras madres.
A veces, especialmente si su duelo es de unos cuantos años. Hay amigos que no pueden comprender la razón de su silencio, incluso amigos que estuvieron con ella al momento de su pérdida. El ‘niño muerto’ ya no entra demasiado en la conversación. Las personas que no comprenden dicho silencio al haber pasado tanto tiempo desde la muerte, consideran que esa madre ya debería de haberlo superado. O que no hay que tratarla de manera especial porque eso le recordaría su pérdida.
Sin embargo, las madres que han sufrido una pérdida saben que nunca les podrán “recordar” a su pérdida, porque ellas nunca la olvidan.
Las palabras que crees que podrían servir como dolorosos recordatorios pueden ser altamente superados por los sutiles e igualmente dolorosos recordatorios de todo lo que las rodea.
Podría ser que tu hijo se encuentra en el mismo grado en el que estaría el suyo si hubiera vivido. Podría ser que las flores de los arboles rumbo al restaurante se ven notablemente parecidas a aquellas que se veían en el camino de vuelta a casa después de su último ultrasonido. La última vez que oyó el latido del corazón de su bebe antes que éste se detuviera. Ella podría estar callada porque, mientras ustedes estaban hablando, algunos de esos recordatorios logró entrar a su conciencia e hizo un poco más difícil respirar por un segundo.
Ella podría estar silenciosa debido a que está meditando acerca de añadir algo a la conversación o no. Pocos se dan cuenta de lo repetitivas que suenan las madres cuando hablan de sus hijos. Las madres silenciosas desarrollan sus sonrisas y diferentes gestos -como desviar la mirada o apretar los labios para intentar calmarse. A veces están distraídas preguntándonos si se deberían de unir a la conversación: ¿debería contar historias yo también sobre contracciones o aquello tan gracioso que hizo mi marido, como el tuyo, camino al hospital?
Pero las historias que terminan en “y no pudieron encontrar el latido del corazón del bebe” generalmente acaban por cerrar una conversación.
Así que la madre que perdió prefiere guardárselo dentro. Aumentando así la soledad que constantemente parece asfixiarla. A veces decide participar en la conversación, lo que suele terminar en cabezas cabizbajas y un silencio incomodo por parte de las demás madres.
Cuando te preguntes si una madre que sufrió una pérdida hace tiempo todavía sufre, la respuesta es sí. Sea quien sea. Tal vez de una manera más sutil y diferente que en un comienzo pero nunca cerrará del todo esa herida. Cuando te preguntes “¿Por qué no ha superado el tema? Han pasado años”, no olvides que no pasa NI UN SOLO DÍA en el que no hayan recordatorios del hijo que está faltando en la conversación.
Algunas madres que sufren han decidido dejar de mantenerse silenciosas para este mes como una fecha para conmemorar las vidas de aquellos hijos que no tuvieron la oportunidad de ver crecer. Octubre es el mes sobre la pérdida ocurrida durante el embarazo y la infancia. Concretamente, el pasado 15 de octubre fue día de conmemoración de la pérdida durante el embarazo e infancia. Un día en el que se sienten liberadas, porque tienen el espacio para compartir sus recuerdos y un lugar comprensivo para descansar cuando el silencio se vuelve agotador.
A las madres silenciosas: No estáis solas en vuestro silencio.
A las demás madres: Sonríanle a ella también, y no tengan miedo de decir el nombre de su hijo.