La boda perfecta

Soy fotógrafa de bodas. En lo que ya se ha convertido un ritual trimestral, envié una selección de fotos de matrimonios a una reconocida revista de bodas. Todas eran de matrimonios en lugares hermosos, con colores hermosos, emoción, vida y AMOR. Estaba muy orgullosa de cada una de ellas y también feliz de compartir las historias que contaban mis fotos de cada pareja.

Unas cuantas semanas después de enviadas, recibí esta respuesta: “Todas son muy bonitas, pero nos interesa ver más detalles. Más fotos de las flores, centros de mesa y cualquier otro detalle que hacen destacar a estas bodas. Nuestra sección de Bodas Reales debería darles a las novias ideas para planificar la boda perfecta”.

Si bien les reenvié fotos con más detalles, conservé el correo electrónico original en mi bandeja de entrada… reflexionando sobre lo que decía.

Verán, las publicaciones de bodas existen para alimentar a esta industria: los floristas, los diseñadores de luz, los caligrafistas, los del catering, los fotógrafos y las miles de miles de parejas que gastarán miles de miles de dólares en sus bodas. Las revistas y los blogs publican fotos de parejas en alrededores decorados a la perfección. También, de proveedores que pueden entregar este tipo de lujo y glamour, quienes pagan grandes cantidades por avisos de una página completa con sus logos. Muchas mujeres se pasan AÑOS revisando estos clásicos de la sabiduría de las bodas, buscando el vestido perfecto, el ramo, la torta… para que cuando conozcan a su compañero perfecto, estén listas.

Mi propio trabajo ha sido publicado en estas revistas. Me han dedicados secciones especiales en blogs. Incluso, me han pagado para hacer propaganda en publicaciones que atraen a muchas novias “de alto poder adquisitivo” cada mes.

Al pensar en las más de cientos de bodas que he fotografiado, quiero enfatizar esto:
cada boda es perfecta.

Amo una buena fiesta.
Amo a una novia que se pone el vestido más elaborado, principesco y elegante que hayas soñado.
Amo fotografiar flores y zapatos.

Pero, ¿saben la VERDADERA razón de porqué hago lo que hago?

Para sacar la foto de los padres, quienes están en la primera fila de la capilla, tomados de la mano y llorando. Para fotografiar a tu hermana pequeña bailando con ese chico con quien se casará en tres años. Para fotografiar a esos niños que van a crecer tan rápido. Para fotografiar a tu abuelo, quien fallecerá la próxima primavera. Para fotografiar tu primer beso como un matrimonio, a tu mejor amiga bailando con sus movimientos característicos, a la niña de las flores dormida debajo de la mesa y, tal vez, incluso, a un ex que se ve melancólico al abrazarte para felicitarte.

Ya lo sabes: tu torta va a desaparecer en menos de una hora, tus flores se van a marchitar antes que la ceremonia termine y ese incómodo esmoquin va a estar de vuelta en la tienda de arriendos en la mañana. Pero, estas fotos… van a ser para siempre. Vas a tenerlas cuando tus hijos nazcan, cuando tengas la pelea más grande con tu pareja y necesites un recordatorio de lo mucho que se aman, cuando tus padres fallezcan y te des cuenta que la última vez que bailaste con ellos fue para tu boda.

Así que, no tengo nada contra las revistas de bodas, los blogs y su búsqueda apasionada sin fin de las tomas perfectas de aquellos detalles. POR FAVOR: Hagan la fiesta de sus vidas con cada. Mínimo. Detalle. EXACTAMENTE como soñaron que debería ser.

Pero es ver más allá de eso. Mi trabajo es darte esas fotos que te recuerden por qué hiciste esa maldita e increíblemente cara fiesta.

Si estás planificando tu boda justo ahora, por favor cierra la revista. Cierra tu cuenta de Pinterest. Mira a la persona con la que quieres envejecer. Recuérdate a ti mismo por qué estás haciendo esto. Y, CELEBRA con todo cuando ese día llegue. No te estreses sobre tus zapatos, tu torta o tus flores. No te estreses sobre nada. Cuando todo eso termine, vas a estar casada y rodeada de toda la gente que te conoce y que te quiere más en todo el ancho mundo.

Te lo prometo: Esa es la Boda Perfecta.

 Original.