Las relaciones están llenas de incertidumbres. Incluso cuando dos personas se sienten completamente cómodos el uno con el otro, la verdad es que siempre queda la posibilidad de que la relación pueda no funcionar. Esto no es motivo para dejar de salir o de intentar hacer que las cosas funcionen. Muchas veces sí funciona y terminas pasando el resto de tu vida con la persona que amas –es posible.
Y sucede más a menudo de lo que crees. Pero estadísticamente, siempre existe la posibilidad de que la relación se encamine a su fin. El truco es descubrirlo en una etapa temprana de la relación. Esto no es fácil, ya que conocer a alguien toma tiempo.
Una vez que ha pasado un tiempo comienzas a ver realmente los defectos de la otra persona. No es que ellos no hubiesen existido antes, simplemente no les prestaste mucha atención. Y probablemente estaban bien escondidos. Flotabas en la marea del amor y ahora acabas de poner tus pies sobre el suelo.
Sin importar cuánto tiempo te tome, entiende exactamente con quien estás y con lo que tendrás que lidiar. Creo que una persona puede saber a los tres meses de tener una relación seria si él o ella podrían ver el rostro de la otra persona cada mañana de aquí hasta siempre.
No sugiero que dentro de esos tres meses puedas saber con seguridad que querrás casarte con alguien, pero ciertamente puedes saber si es posible o no que está persona pueda ser la indicada. Por lo menos deberías ser capaz de admitir y aceptar que nunca funcionaría a la larga.
El amor en sus etapas más tempranas solo puede ser descrito como éxtasis. Es la forma más pura de éxtasis del mundo. No tiene sustituto y no es una experiencia que puedas olvidar con facilidad. El problema con el amor es que no es racional. Eso no quiere decir que sea completamente irracional, porque nada lo es.
Cuando nos enamoramos, no vemos solo a la persona que está frente a nosotros, sino que también vemos lo que esa persona significa para nosotros. Le damos una dosis extra de grandiosidad y ponemos a esta persona en un altar imaginándola mejor de lo que realmente es. Tu pareja es simplemente una persona. Una persona que amas, pero una persona al fin y al cabo. Él o ella tendrá defectos. Él o ella tendrá costumbres y problemas personales. Todos los tenemos. Pero cuando al inicio nos enamoramos, omitimos estas verdades y generalmente decidimos ignorarlas.
Con el paso del tiempo, la verdad nos alcanza y la versión perfecta de nuestro amante se vuelve menos magnifica o mística, por decirlo de un modo. Nuestros compañeros dejan de ser la versión romántica y se vuelven más… humanos. Si estás buscando pasar tu vida con alguien, deberías aceptar el hecho de que saldrás con alguien que viene tanto equipaje, problemas personales y hábitos molestos como todos los demás.
Y más importante que eso, no deberías ignorar las cosas que te molestan del otro porque solo hay tres opciones: tu pareja cambia su forma de actuar si le haces saber lo que no te gusta, aprendes a aceptarlo, o terminan. Hay algunas otras pocas opciones, pero son un poco más oscuras y retorcidas.
Cuando tu pareja y tú están enamorados, sus guardias están bajas y están dispuestos a ser más abiertos el uno con el otro. Es aquí cuando comienzas a conocer a alguien. La pregunta es si puedes vivir o no con lo que aprendes. La verdad es que las relaciones se tratan de hacer acuerdos by de ambos ceder un poco. Así que, ¿cuál es el secreto para saber si una relación funciona o no? La capacidad y disposición de llegar a acuerdos.
Y amar, por supuesto. Pero el amar no es capaz de mantener una relación unida por sí sola. Eso es lo que desafortunadamente todos parecen creer. Y culpo a las películas – todas esas películas de Disney que terminan con un “y vivieron felices para siempre” y las comedias románticas. De cualquier modo, no esperes al Sr. O Sra. Perfección. No existen. Pero descubre tu nivel aceptable de perfección. Y trata de ser feliz.