1. Ir a la puerta a buscar a alguien
Creo que todos hemos tenido ese momento increíblemente poco romántico en el que recibes el mensaje de texto que dice “ya estoy en el bar”. Debería de ser “estoy abajo de tu casa”. Además, tienes más posibilidades de un beso de buenas noches al volver.
2. Intentar vestirte “muy bien” para una cita
“Muy bien” significa cosas diferentes para personas diferentes. Se trata de esforzarte en cómo te ves cuando sales con alguien. No se trata de volver a usar trajes o enaguas, pero de darnos cuenta de que, queramos aceptarlo o no, la apariencia sí importa. Deberíamos hacer lo que podamos para asegurarnos de que la forma en que nos vemos diga algo sobre nosotros mismos.
3. No asumir que os acostaréis en un momento determinado
No estoy diciendo que debe volver a ser un tabú y que no podemos hablar de ello, pero ciertamente no deberíamos esperar que alguien lo haga en la tercera cita o en la primera. Una cita no tiene que ser una precursora a terminar en la cama. No deberías sentirte decepcionado si no sucede, porque nunca debes asumir que iba a suceder.
4. Ir a bailar a algún lugar que no sea un club oscuro
¿Qué pasó con esto? Bailar por el gusto de bailar, como algo divertido, y no ir a tener relaciones a una pista de baile. Además, el arte de los bailes lentos ya ha sido perdido, a pesar de que yo por lo menos he intentado recuperarlo en mi sala de estar con mi levemente-obligada media naranja. Y permítanme decir que él ha dicho en numerosas ocasiones que han terminado siendo de las noches más románticas que hemos tenido juntos.
5. Ser claro cuando ya “van en serio”
Esa incómoda conversación: “así que… somos… ya sabes… ¿qué somos?” Clásica. A veces nuestras interpretaciones no son correctas. Deberíamos preguntarles si les gustaría en vez de asumir que sí o que no. Es algo muy lindo en mi opinión.
6. Directamente invitar a alguien a una cita en vez de a “juntarse”
Verse y hablarse frecuentemente el uno con el otro. Teniendo citas. No hay necesidad de volver a la idea del cortejo o algo parecido -a menos que eso sea lo que quieras- pero simplemente ser directo sobre si te gustaría o no salir en una cita con alguien. Es un arte realmente perdido. Y no debería serlo.
7. Gestos románticos
Puede que escribir poemas no sea lo tuyo. Sé que los míos serían algo así como “Las rosas son rojas, las violetas azules, odio la poesía pero te amo”. De acuerdo, la poesía no es necesaria. Pero una carta escrita a mano que llegue por correo, o simplemente sorprender al otro con algo que hiciste tú es lindo, porque lo intentaste y estabas pensando en la otra persona.
8. Dejar de lado los celulares y simplemente estar juntos
No creo que haya algo peor que la persona que toma su teléfono y comienza a mirarlo a mitad de la cena. No soy anti-tecnología (de hecho, trabajo para Internet) pero lo que digo es que llega un momento en que hay que dejarlo de lado y recordar lo que realmente importa: las personas.
9. Pedir “permiso” para hacer ciertas cosas
Solía ser una regla que las personas dijeran: ¿cuándo puedo verte? ¿Cuándo puedo llamarte? En vez de asumir que pueden hacerlo en cualquier momento. Pienso que ese viejo concepto puede aplicarse a nuestro mundo moderno. Deberías pedir permiso para saber si puedes tocarlos en cualquier parte, llevarlos a una cita, llamar a ciertas horas, etc. Por lo general, una vez que estás en una relación estas cosas ya no requieren preguntarse. Pero algunas sí, especialmente en lo que se trata de sexualidad.