¿Tu matrimonio te está desenamorando? 5 signos que necesitas detectar antes de que sea demasiado tarde

“El matrimonio es la principal causa del divorcio.” Groucho Marx.

Dejando el humor de lado, ¿te ha ocurrido pensar, si acaso es normal sentir que te estás desenamorando de tu propia pareja?

Llámalo matrimonio o pareja de hace años, el hecho es que quizás te ha sucedido, que la convivencia, esa gran decisión que parecía ser el inicio de algo mejor, y que significaba el avance y progreso de la pareja, lentamente se está transformando en algo muy distinto a lo imaginado.

Inclusive, llegamos a preguntarnos si hemos elegido a la persona correcta. “Para que el matrimonio funcione hay que olvidar que uno está casado. Tú no estás con esa persona porque estás casada, estás con esa persona porque lo amas”(Osho).

Si tu relación ha sido saludable antes de dar el gran paso, entonces presta atención a estos 7 signos que pueden estar indicando que necesitan hacer un alto con tu pareja. Esto debe ocurrir antes de que ambos se encuentren tan llenos de resentimientos acumulados, que no puedan rápidamente volver a cultivar los hábitos que los unían y hacían felices.

1. Ya no se divierten juntos

Atrás quedaron las tardes de risas, helados, y de caminar de la mano paseando como turistas.

Los años de convivencia, se robaron la diversión, y al parecer no hay nada que los una. Cada uno busca con más entusiasmo hacer planes fuera de la pareja para encontrar un verdadero espacio de distensión, relajación y diversión.

Aunque es super sano que cada persona tenga su libertad y espacio, es necesario hacer un tiempo para volver a compartir cosas que a ambos los hacía feliz y unía. Creo que es necesario recuperar esos momentos que te recuerden que tu pareja sigue siendo tu mejor compañero y elección. Quizás poder tomar un café solos, ver una película con helado, salir a caminar de la mano.


2. Nos transformamos en la prensa amarilla

Somos representantes de todas las tragedias y malas noticias.

La comunicación se queda en el plano informativo: hoy se rompió tal cosa, nos quedamos sin esta otra. Hoy llegó X notificación, hoy me llamaron de X banco. Y los ejemplos podrían seguir y seguir.

Con el tiempo, terminamos asociando a nuestra pareja con cosas negativas, de tal manera que eso no motiva a nadie a querer empezar una conversación.

Hacer un equilibrio para reconocer lo bueno del día, un gesto amable del otro, o volver a decir gracias, o lo mucho que significa X favor y atención, ayuda a que la comunicación recupere el espacio en común que involucra a la pareja.


3. En vez de amantes, familiares

Dicen que a la familia no se la elige, sino que es la que nos toca. Y así como nos tocó ese primo insoportable o esa cuñada chusma, y sólo nos queda aceptarlo y aprender a convivir con ellos, así pareciera que sucede luego de años de convivencia con la pareja. Nos transformamos en parientes, aceptamos que nos tocó este hombre o mujer.


4. Cada vez menos intimidad

El amor, como decíamos antes, se vuelve un amor de parientes, una cuestión de “hermandad”. Con el tiempo se va perdiendo el contacto físico, los besos apasionados, los abrazos fuertes, la caricia, dormir sin dar la espalda. Y es irónico, porque ese contacto físico, un día fue la fuente de la demostración del amor.

Es cierto que el día a día, las discusiones, algunos gestos que nos hieren y mucho más, nos llenan de resentimientos, que a su vez nos vuelven más fríos y sin ganas de demostrar nada, pero… ¿qué logramos manteniendo las cosas así? Más frialdad, más distancia.

No sé, es mi opinión personal, pero yo creo que en algún punto, alguien tiene que ceder, y dar una tregua. Dar ese abrazo que reconforte, que ayude a juntar todos los pedacitos sueltos de nuestro espíritu, que se han caído a lo largo del día.


5. Cada detalle que no nos gusta, parece que enciende la chispa de una bomba atómica

Tenemos cero tolerancia.
Antes teníamos paciencia, aún cuando dejaba la mesa desordenada, guardaba ciertas cosas en lugares que no corresponden, o dejaba mal cerrado nuestro frasco favorito de X cosa.

Aunque obviamente puede ser cansador con el tiempo repetir lo mismo una y otra vez, algunas veces tenemos que elegir entre arruinar un momento o no. Especialmente si puede ser por una tapa de dentífrico, hay que respirar profundo y tratar de educar aceptando al otro como si fuera la primera vez.

Porque estas cosas son las que generan esa constante fricción de ambas partes, que pueden arruinar un momento que estaba siendo bueno. Alguno ha preparado una comida exquisita con mucha dedicación, pero se han olvidado de cerrar bien “ese” frasco. ¿Qué es más productivo destacar?: ¿la comida que ha sido preparada, o el frasco?

Si siempre hubo amor, cariño, respeto, compañerismo, el tiempo lo puede haber opacado, pero todo eso sigue ahí.

El lado bueno de todo esto, es que estas cosas se pueden arreglar, y nos podemos volver a enamorar. Va a tomar su tiempo, así como lo tomó en un primer momento, antes de enamorarnos de nuestra pareja, ¡pero se puede!

Dicen que se denomina “pareja” a las relaciones de noviazgo o matrimonio, porque debe ser parejo el amor, el interés, la sinceridad y voluntad para trascender a lo largo del tiempo.

Este artículo fue redactado por Josefina Casas, puedes seguirla en josefinacasas.