Por Teresa Donoso
30 agosto, 2014

Guerra y paz no son temas exactamente tentadores para disfrutar leyendo en nuestros veintes a primera vista. Con los otros libros de Leo Tolstói, que tienen títulos como La muerte de Ivan Ilyich y Resurrección,tampoco suenan mucho mejor.

A pesar de esto, Tolstói  es realmente un autor apropiado para que las personas de veintitantos lo lean en nuestra sociedad actual. Aunque él vivió en Rusia hace unos cien años, Tolstói y sus personajes lo sabían todo sobre la ambición, el fracaso, el estrés, y el esfuerzo por entender y vivir bien.

Aquí están las razones por las cuales le debemos dar la oportunidad al líder de la literatura rusa en nuestros veintitantos (y si no, a cualquier edad).

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  1. Tolstói estaba tratando de mejorar

Cuando Tolstói tenía 18, empezó un “Diario de las actividades diarias,” en el cual debía generalizar su día y crear reglas que supuestamente le ayudaran a desarrollar su fuerza de voluntad. Esto incluía lo siguiente, a lo que muchos nos podemos relacionar (ok, depronto no el tercero):

  • Levantarse a las cinco de la mañana.
  • Solo hacer una cosa al tiempo.
  • Visitar un burdel solo dos veces al mes.
  • Evadir los dulces.
  • Dejar de pensar en la opinión de los demás.
  • Ayudar a los menos favorecidos.

El lema de superación personal de Tolstói también aparece en muchas de sus novelas, particularmente con el personaje Nekhlyudov en Niñez, Infancia, Juventud:

Transformar toda la humanidad y erradicar los vicios humanos y la infelicidad parecía suficiente para nosotros en el momento, así como parecía un problema fácil y poco complicado de resolver nosotros mismos, para dominar las virtudes y ser felices…

  1. Tolstói también lo sabía todo sobre el fracaso

Probablemente te haría sentir un poco mejor contigo mismo saber que las metas de Tolstói no siempre salían como era. De hecho, raramente lo hacían. Algunos días se atenía a su régimen y reglas, pero otros días no hacía “nada”, “casi nada”, hacía las cosas “mal”, “leía Gogol” o “dormía más de la cuenta.” Aun así, tal vez sin poner sus expectativas tan alto nunca hubiese podido crear las obras de literatura que hizo.

“Este es el segundo día en el que he sido indolente y he fallado en hacer todo lo que me había propuesto. ¿Por qué? No lo sé. Aun así, no me debo desesperar: me forzaré a mi mismo a ser activo.” – Los Diarios de Leo Tolstói.

  1. Los personajes de Tolstói no siempre encajan, pero veamos que es esto es algo positivo.

Conocer a Pierre Bezukhov en Guerra y Paz fue uno de los momentos más importantes de mis años de adolescencia, y ahora este personaje se ha vuelto ambas un mentor y una reflexión de mí en los veintitantos. Al principio de Guerra y Paz, Pierre tiene veinte y había vuelto recientemente de educarse por diez años en Europa.

Detrás de sus espectáculos el está incomodo, ansioso, y fuera de lugar en una Rusia que ha experimentado muy poco. A pesar de esto, Pierre busca lo bueno y es uno de los pocos personajes en la literatura que realmente lo logra. Hay mucho que decir de no seguir al montón.

  1. Tolstói quería encontrar el significado y la simplicidad en un mundo caótico

Con las redes sociales y la tecnología volviéndose una parte esencial de nuestras vidas, puede ser difícil encontrar la paz, concientización y experiencias significativas.

Felicidad Familiar tiene un particular fragmento relevante de conocimiento para esto, y la frase también es mencionada en el libro y la película Hacia rutas salvajes:

“Una vida callada y solitaria en el país, con la posibilidad de ser útil para la gente para quienes es fácil hacer bien, y quienes no están acostumbrados a hacerlo ellos mismos; entonces el trabajo por la esperanza puede ser de gran ayuda; descansar, la naturaleza, la música, el amor por los demás – esta es mi idea de felicidad.”

No necesitamos mudarnos a otro país, pero podemos darle prioridad a los otros aspectos que menciona Tolstói yendo afuera, descansando, leyendo y socializando.

  1. Tolstói sabía cómo se sentía la ansiedad y el pánico, pero también como sobrellevarlos.

En un paseo a la región de Penza en 1869 a mirar algún campo, Tolstói paró en la noche en un hotel a descansar. A pesar de sentirse “perfectamente bien”, a las dos de la mañana Tolstói sufrió un ataque de pánico y estaba abrumado con sentimientos de “desespero, miedo y terror.” Esto es algo a lo que me puedo relacionar.

Sin embargo, Rosamund Bartlett explica en Tolstói: Una Vida Rusa como en el mismo paseo Tolstói disfrutaba mirar a la punta de los pinos altos encima de él y contemplar algo más grandiosos que el mismo. Para Tolstói y muchos de sus personajes, superar un momento de ansias solo requiere de mirar alrededor y sacarnos de la cabeza lo que nos pone así.

La frase del príncipe Andrei en el campo de batalla de Guerra y Paz es un excelente ejemplo de esto:

¡Sí! Todo es vanidad, todo es una ilusión, todo excepto el cielo infinito. No hay nada, nada – eso es todo lo que hay. Pero no hay ni siquiera eso. No hay nada aparte de calma y paz.

No tienes que empezar con Guerra y Paz

Tolstói no debería ser enterrado ni olvidado todavía. ¿Por qué no recoger la colección de frases de Tolstói, Un Calendario de Sabiduría, o hacer un comienzo con sus historias cortas antes de moverse al legendario Guerra y Paz o a la tragedia romántica Anna Karenina?

Si todavía necesitas que te convenzan, lee al brillante Andrew D. Kaufman en Darle Oportunidad a Guerra y Paz o visita Terapia de Tolstói para ver el trabajo de Tolstói – y que de muchos otros autores – podemos identificarlo con nuestras vidas, sentimientos y predicaciones.

 

 

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