En el universo de Harry Potter, Harry y Ron demostraron lo que significa apoyar a tus amigos. Pasaron lado a lado los primeros años de colegio, navegaron las incómodas aguas de las relaciones primerizas y lucharon juntos metafórica y literalmente.
La cultura popular está repleta de otros ejemplos de lazos de infancia irrompibles y resulta que esta relación de más tiempo y aparentemente más duradera podría de hecho tener un significado psicológico distinto en comparación a otros tipos de amistad, de acuerdo a Scott Bea, Doctor en Psicología y psicólogo clínico en la Clínica Cleveland.
“Los amigos de la infancia son relaciones enraizadas en la longevidad” afirma el Doctor. “Son el tipo de relaciones que duran más que cualquier otra porque se formaron durante el periodo en el que buscamos formar lazos”.
Cada amistad que formamos tiene un significado especial, pero los amigos que hacemos cuando somos niños tienen un impacto más importante. Las investigaciones sugieren que la conexión social con los mejores amigos cuando somos jóvenes podría llevar a mayor felicidad y bienestar en la adultez.
Pero esa no es la única razón porque esas amistades son tan importantes. A continuación explicamos 10 cosas que sólo nuestros amigos de infancia pueden entender y cómo nos convirtieron en las personas que somos hoy:
1. Los amigos de infancia nos enseñan a confiar
Cuando somos más jóvenes estamos más dispuestos a confiar en las personas. Las investigaciones sugieren que los amigos de infancia nos enseñan qué significa confiar, algo que no hacemos fácilmente de adultos.
“El club se vuelve mucho más exclusivo a medida que envejecemos”, dice Bea. “El filtro es mucho más severo conforme crecemos. Nuestras amistades de toda la vida y el impacto positivo -o negativo- que causaron en nuestro cerebro a medida que se desarrolla crean nuestro concepto de amistad”.
2. Conocen nuestras fortalezas y debilidades
Los amigos de infancia entienden cómo funcionamos porque estaban allí cuando estas características empezaron a desarrollarse. Saben de nuestra tendencia a aplazar las cosas -así como también nuestra debilidad por comer pizza por las noches-. Aprecian nuestras habilidad para escucharlos mientras que nosotros apreciamos su honestidad.
El Doctor Bea dice que ese tipo de aceptación y amor sin condiciones pueden ser un poderoso recurso en tiempos de angustia. “Tener una amistad con estas características reduce la tensión en momentos difíciles. Una amistad así puede ser como una medicina.
3. Subían nuestro autoestima durante nuestra etapa de adolescencia, y aún saben cómo hacerlo
Todos tenemos esa fotografía que odiamos de nuestra adolescencia. Captura decisiones de moda vergonzosas, cortes de pelo u otros rasgos poco atractivos de tu pasado. Las investigaciones sugieren que los adolescentes con amistades de alta calidad se adaptan mejor y tienen mayor autoestima. Es el tipo de estímulo que necesitamos durante esos años formativos.
“Estos vínculos se forman porque de niños tenemos mayor capacidad de tolerancia”, explica Bea recalcando que este tipo de apoyo es crucial incluso en la adultez.
4. Su apoyo emocional puede durar hasta la adultez
Los mejores amigos de infancia no solo nos observan en nuestros estirones y malos cortes de pelo, sino también en nuestras tribulaciones emocionales. Este tipo de apoyo es crucial cuando estamos en desarrollo porque moldea algunos de los rasgos emocionales que se valoran cuando eres adultos, explica Carlin Flora, autor del libro “Influencia de los amigos: Las sorprendentes formas en que nos hacen ser quienes somos.”
Esos vínculos “no sólo ayudan a los niños a formar amistades cuando son mayores, al enseñar sobre la empatía, perspectiva y cómo modificar tu comportamiento a la situación, sino también los ayudan a ser sanos en términos sicológicos y cognitivos de otras formas,” dijo en una entrevista a Psychology Today el año pasado. “El sentimiento de pertenencia que te dan tus amigos fomenta una bienestar sicológico general.”
5. Nos empujan para salir de nuestra zona de comfort
¿Quién más nos iba a convencer de subirnos a esa montaña rusa o de saltar de ese edificio cuando éramos niños? “Nuestros buenos amigos nos animan a intentar cosas que no haríamos de otra forma, y viceversa”. “Tenemos más experiencias en la vida debido a eso”, afirma el Doctor.
6. Conocen nuestra dinámica familiar
Ya sean las conversaciones que tenemos con nuestras madres, o la relación -a veces tensa- con un pariente. Los amigos de infancia tienen un conocimiento único de nuestras relaciones familiares. Su presencia durante el tiempo de desarrollo de dichas relaciones es la que hace que esas amistades tengan un vínculo más fuerte.
7. Siempre tendremos ese vínculo a nuestra ciudad natal
Mientras la vida avanza, nosotros crecemos y nos mudamos. Separarnos geográficamente de nuestra ciudad natal no significa que hemos perdido el orgullo por el lugar en el que crecimos. Mucho de ese cariño se debe a esos amigos de infancia y los recuerdos que se hicieron allí.
“Muchas veces lo que empieza esas amistades es solo la proximidad,” dice Bea. “Ese niño caminando frente a tu casa es un potencial amigo cuando tienes 5 o 6 años, pero ese casi nunca es el caso cuando tienes 50 o 60 años. Esta característica hace que esas relaciones siempre sean particularmente especiales”.
8. Han estado allí en la adversidad
Los exámenes que no aprobaste y los rechazos de las universidades puede que no parezcan tan importantes ahora, pero en su momento significaban los altos y bajos de la vida. “Esos recuerdos son realmente poderosos para nuestros jóvenes cerebros. Esas cosas se quedan grabadas. Pienso que todo eso, los altos y bajos y las historias compartidas, marcan la diferencia en el momento de formar vínculos“.
9. Nuestras visiones de mundo están más alineadas
Las investigaciones sugieren que no sólo estamos influenciados por nuestro ambiente a medida que crecemos, sino que también buscamos amigos parecidos a nosotros en la adolescencia y son esos puntos de vista los que separan a los amigos de infancia del resto.
“Crecimos en el mismo vecindario, así que tenemos muchas cosas en común y todos esos puntos de referencia compartidos. A veces incluso se comparte nuestra visión del mundo”,explica. Esos complejos asuntos son los mismos elementos que valoramos en nuestras amistades cuando somos adultos”.
10. Las experiencias de vinculación afectiva fueron distintas a las experiencias con otros amigos
A fin de cuentas, simplemente hay una afinidad distinta que se forma cuando creces con alguien.
“Con los amigos que haces de forma temprana compartes una experiencia de desarrollo,” comenta Bea. “Van juntos al colegio. Se gradúan juntos. Empiezan a tener citas al mismo tiempo. Compartimos todo eso y eso crea un vínculo diferente”.